El cuento de la princesa Kaguya o la nostalgia de la naturaleza

Gira, gira, sigue girando, molino de agua,  sigue

sigue girando, y llama al Sr. Sol

sigue girando, y llama al Sr. Sol

Pájaros, bichos, bestias, hierba, árboles, flores

Traed a la primavera y al verano, al otoño y al invierno

Traed a la primavera y al verano, al otoño y al invierno

Gira, gira, sigue girando, molino de agua,  sigue

sigue girando, y llama al Sr. Sol

sigue girando, y llama al Sr. Sol

Pájaros, bichos, bestias, hierba, árboles, flores

Flor, da tu fruto, y muere

Nace, crece, y muere

Aún sopla el viento, aún cae la lluvia

El molino de agua sigue girando

Las vidas vienen y se van a su vez

Las vidas vienen y se van a su vez

 

Warabe uta (canción infantil) Isao Takahata, letra y música, para su film de animación El cuento de la princesa Kaguya/Kaguya-hime no Monogatari

Basada en el primer cuento japonés escrito (que se tenga constancia), El cuento del cortador de Bambú (Taketori monogatari), el film animado El cuento de la princesa Kaguya (Kaguya-hime no Monogatari) es la demostración de cómo puede cambiar un relato, ya de por sí bello y avanzado a su tiempo, en manos de un alma sensible como la de Isao Takahata. Para aquellos a quien el nombre de este magnífico autor no les suene, recordaremos que entre sus obras fílmicas se encuentran Heidi y Marco, para televisión, o La tumba de las luciérnagas, para la gran pantalla. Cofundador, junto con el genio Hayao Miyazaki y Toshio Suzuki, del Studio Ghibli, Takahata recupera, de hecho resucita, este cuento del s.IX, para insuflarle un alma nueva.

El relato de Taketori monogatari, nos explica la historia de un cortador de bambú. En una de sus salidas al bosque para recolectar su cosecha, ve que uno de los troncos brilla. Al cortar el tronco aparece una pequeña princesa. Pensando que es un regalo de los dioses por su esmerado trabajo, se lleva a la celestial criatura a casa, dónde la criará con su esposa. En un plazo de 3 meses la princesa será ya adulta. Con el oro que irá encontrando en los troncos de bambú, el anciano cortador construirá una nueva casa y pagará para que pongan un nombre noble a su hija, Nayotake no Kaguyahime (Princesa resplandeciente de flexible bambú). La belleza de la joven atraerá a múltiples príncipes y ricos señores que querrán casarse con ella. Kaguya les impondrá pruebas imposibles para librarse del matrimonio. Hasta el propio emperador intentará cortejarla. Pero Kaguya, a sabiendas de su naturaleza no humana, rechazará de nuevo al hijo del Sol. Al cabo de tres años desde su llegada a la edad adulta, el rey de la Luna reclamará a su hija que vuelva a su planeta. Kaguya abandonará entre lágrimas a su familia y a su amado emperador, para volver a su tierra y olvidar su vida terrenal.

Takahata, conocedor de la historia tradicional, supera esta misma y nos presenta a su particular hija del bambú. Como ya hizo en Heidi, Marco y La Tumba de las luciérnagas, el cineasta llega a lo más profundo de nuestro corazón retratando este melancólico personaje bajo la luz fría y gris de la Luna. El autor nos mostrará la infancia de Kaguya, clave para entender a este dramático personaje. Tras su encuentro en el bosque de bambú, Kaguya vivirá su corta infancia rodeada de los seres del bosque, crecerá con cada cambio de estación, jugará con sus vecinos campesinos. Correrá por las montañas, cantará con los pájaros, nadará desnuda en los ríos, comerá la dulce y jugosa fruta del verano bajo el sol. La infancia de Kaguya será la esencia de la libertad y de la felicidad. En ella también encontrará el que será su amor, un pobre campesino ambulante, que como ella prefiere la luz del sol al oro de cualquier joya.

El padre de Kaguya, creyendo que los dioses le mandan oro para convertirla en una gran princesa del reino, se llevará a su hija lejos de las montañas, de los ríos, de los animales, de sus amigos. Construirá un palacio triste y vacío, dónde encerrará a su preciada hija. Kaguya, como en el cuento, rechazará a todos los pomposos pretendientes, incluso al engreído Emperador, que osará tocarla. Se escapará en una noche de luna llena para volver a su bosque, a su hogar, a su amor, pero no conseguirá huir. Resignada, y consumida por la tristeza tocará en su koto la canción de su infancia, ya no de forma alegre y risueña, sino melancólica y amarga, hasta que la Luna venga a buscarla. Pero el adiós que ella creía una liberación le volverá a partir el alma. Deberá abandonar a aquellos que ama y se arrepentirá de no haber vivido  su vida deseada.

La princesa Kaguya de Takahata es un personaje consumido por la nostalgia. Un ave encerrada en una jaula de oro, que por temor a hacer daño a los que la quieren, no se atreve a escapar. Símbolo de la Naturaleza, cambia con las estaciones y muere en la noche de luna llena. Vive en las flores, en la hierba y en las aguas de los ríos.Kaguyahime es, a mi modo de ver, ese ser natural que nos empeñamos en encerrar, en domesticar, vestir y educar. En nombre de la admiración y el respeto no paramos hasta doblegar su alma, hasta poseerla. Creemos protegerla de cualquier daño e incluso hacerla feliz. Pero la estamos matando lentamente.Kaguya es la primavera que nace para darnos esperanzas y se consume bajo la nieve del invierno. Vida y muerte, tallo de bambú y luna.

El cuento de la princesa Kaguya es la última obra de Takahata. Con ella el cineasta concluye sus creaciones. Un precioso adiós, como el de la princesa que es llevada de nuevo a su Luna y cubierta con el manto del olvido. Imposible olvidar por eso esta obra y olvidar su mensaje de amor a la naturaleza y a la libertad, a la infancia y a la felicidad, a lo sencillez y a la belleza.

Gira, gira, sigue girando, molino de agua,  sigue

sigue girando, y llama al Sr. Sol

sigue girando, y llama al Sr. Sol

Pájaros, bichos, bestias, hierba, árboles, flores

Traed a la primavera y al verano, al otoño y al invierno

Traed a la primavera y al verano, al otoño y al invierno

Sigue girando, ven girando, ven girando, O tiempo distante

Ven girando, llama de vuelta a mi corazón

Ven girando, llama de vuelta a mi corazón

Pájaros, bichos, bestias, hierba, árboles, flores

Enseñadme cómo me debo sentir

Si oigo que clamas por mi

Volveré a ti

Tennyo no uta (canción de una dama celestial) Isao Takahata, letra y música, para su film de animación El cuento de la princesa Kaguya/Kaguya-hime no Monogatari

https://www.letras.com/kaguya-hime-no-monogatari/warabe-uta/

Artículo de Sílvia Esteve

 

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