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El Govern de Catalunya contratará rebaños de ganado para prevenir incendios y mejorar la biodiversidad

La consejería de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural ha presentado el Plan de ganadería extensiva de Cataluña para mejorar su situación en un plazo de diez años.

Fomentar modelos para potenciar los servicios ambientales que genera la ganadería extensiva es una de las medidas contempladas en el Plan estratégico de la ganadería extensiva de Cataluña. “Impulsaremos contratos por rebaños que pasturen con fines de prevención de incendios y mejora de la biodiversidad. Serán pagos por servicios ambientales, un instrumento innovador reclamado durante años por el sector primario y medioambiental en Cataluña”, ha explicado la consejera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, Teresa Jordà y Roura.

El Plan estratégico de la ganadería extensiva de Cataluña (PEREC) 2021-2030, según Jordà, “nace de la necesidad de mejorar el sector de la ganadería extensiva en un momento en el que atraviesa profundas dificultades, y de la voluntad de contribuir a poner en valor los notables servicios ecosistémicos y sociales que presta en el territorio”.

La idea de este nuevo modelo es que se puedan crear rebaños de ganado que tengan por objeto ofrecer el servicio de mantenimiento de espacios abiertos y espacios con baja carga de combustible y, por tanto, principalmente actuarán con fines de prevención de incendios y de mejora de la biodiversidad. Este nuevo modelo se implementará en zonas del litoral y prelitoral de Cataluña con más peligro de incendio y en espacios naturales protegidos.

Hasta ahora, algunos rebaños en Cataluña contribuían al mantenimiento de los trabajos de gestión forestal en zonas con peligro de incendio y el pastoreo representaba para el ganadero una actividad complementaria a su actividad habitual de producción de carne, leche o elaboración de quesos.

Esta nueva iniciativa financiada por el Departamento de Acción Climática está pensada para ofrecer a los ganaderos un nuevo modelo de negocio, mantener ecosistemas clave para la prevención de incendios y la conservación de la biodiversidad. Al mismo tiempo, la presencia continuada de estos rebaños en estos espacios puede convertirse en una buena oportunidad para fijar personas en el ámbito rural y fortalecer la economía ganadera extensiva.

La ganadería: una actividad con muchos beneficios ambientales

La ganadería extensiva tiene un papel muy significativo como actividad socioeconómica vertebradora de un territorio al que aporta servicios alimenticios, ecosistémicos y de protección civil. Además, puede jugar un papel relevante para recuperar un paisaje heterogéneo, de mosaico forestal con zonas de bosque con áreas cultivadas y pastos, que además de proporcionar biodiversidad sea más resistente a la propagación de las llamas.

Además, esta actividad aporta una serie de beneficios territoriales y de sostenibilidad ambiental y es clave para potenciar y acelerar los ciclos de la materia orgánica, es decir, porque es un claro ejemplo de economía circular y porque a través de los pastos tiene un papel importantísimo en la captación y fijación del CO₂ de la atmósfera.

Acción y reacción en la lucha por el lobo

 

Vivimos un tiempo lleno de acontecimientos en la defensa del lobo y de la naturaleza, pero para bien o para mal no existe acción sin reacción. Recientemente se aprobó una Proposición no de Ley (PNL) para la protección integral del lobo ibérico, impulsada por Lobo Marley, Ecologistas en Acción y WWF, y la sola existencia de una mayoría parlamentaria favorable a esa PNL ya es una señal de la maduración de nuestra sociedad. Ese cambio hacia una mayor sensibilidad ambiental lleva décadas gestándose, pero cada vez que se manifiesta se escuchan de inmediato voces retrógradas, en este caso las de aquellos que quieren seguir matando lobos. Ellos pronostican un panorama apocalíptico en caso de que se consolide dicha protección, una “profecía” que podemos resumir en 3 puntos:

1.- Se va a arruinar al sector primario

2.- Se va a desencadenar el caos

3.- Se va a acabar con actividades tradicionales que siempre han existido

¿Hemos escuchado antes estos argumentos? Muchas veces, y no sólo aplicados al lobo. Son, por ejemplo, los mismos que se esgrimían a mediados del siglo XIX en Norteamérica para defender la esclavitud. Incluso decían que los esclavos estarían peor si se les liberaba, igual que algunos dicen hoy que el lobo estaría peor si se le dejase de cazar… Lo cierto es que determinados intereses nos están sometiendo a una campaña de manipulación continua, presentando a un sector de negocio privado, la ganadería, como víctima del lobo, y afirmando que para defenderla debemos plegar la normativa de protección de la fauna al dictado de los sindicatos agroganaderos (algo así como encargar a las industrias más contaminantes la redacción de las leyes sobre polución atmosférica).

Foto del web Lobo Marley. Autor: Ángel M. Sánchez

En su afán de seguir con las matanzas, utilizan el odio tradicional y supersticioso contra el lobo, y de paso fomentan un odio igual de irracional contra las personas que lo defienden. Buscan dividir a la sociedad en dos mitades enfrentadas, la “rural” y la “urbanita”, pero lo cierto es que en una democracia todos somos ciudadanos, un continuo de personas que ocupamos una proporción variable de nuestro tiempo en el medio rural o en el urbano, y que dependemos unos de otros.

La protección del lobo es simplemente una demanda social, como demuestran las manifestaciones de los últimos dos años, donde decenas de miles de personas han salido a la calle para hacer suya esa reclamación. Sin embargo, los manipuladores la presentan como ejemplo del afán de los “urbanitas” por aplastar a la población rural, un argumento que daría risa si no fuese un intento, tan ridículo como malintencionado, de balcanizar el campo español. “Os quieren echar de vuestra casa”, se dice para caldear el ambiente, recurriendo a la misma retórica que usaban los defensores del “Toro de la Vega” cada vez que alguien protestaba contra su barbarie.

Los sindicatos ganaderos no son los únicos que se envuelven en la bandera de un pretendido “mundo rural” para que se sigan matando lobos: se les unen los políticos oportunistas y el lobby de la caza de trofeos. Pero la primera víctima de esta conjura está en el campo mismo, y son todas esas personas sensatas y sensibles que intentan vivir y trabajar de una manera más armoniosa con la naturaleza y que se encuentran arrinconadas por el miedo y abandonadas por una administración cómplice de los que destruyen el patrimonio natural.

Imagen del web Lobo Marley

Irónicamente, matar lobos no soluciona el problema de los ataques al ganado, y de hecho está demostrado que lo agrava. A pesar de ello, el lobby de la caza sigue presentándose como defensor de los ganaderos cuando éstos denuncian ataques de lobos, aunque al mismo tiempo no tiene pudor en afirmar ante los conservacionistas que “gracias a la caza hay más lobos que nunca”. ¿Qué hay detrás de esta sonrojante contradicción? Simplemente el afán de perpetuar un pasatiempo sangriento, minoritario y para unos pocos lucrativo, que perjudica al resto de la sociedad y que además despierta un rechazo cada vez más unánime.

Algo tan simple como dar al lobo ibérico el nivel de protección que tienen otros grandes depredadores como el oso, el lince o las aves rapaces, se encuentra hoy frenado por un cóctel de intereses que generan un ruido mediático en el cual detectamos más sofismas que argumentos reales. Pero en Lobo Marley tenemos las ideas claras: siempre consideraremos más importante a un ser vivo, complejo y sintiente como el lobo ibérico que a un montón de palés de madera convertidos en macabras casetas para acribillarlos a traición, una actividad que va incluso contra la ley de caza vigente.

Luchamos por el fin de la matanza de lobos, y ese objetivo no sólo responde a la demanda de la sociedad sino que además contribuirá a crear las condiciones para una modernización mayor, urgente e imprescindible. Y es que no podemos enfrentar los retos del siglo XXI con actitudes del XIX.

Mauricio Antón, Vicepresidente de Lobo Marley

Imagen de portada: Ilustración de Mauricio Antón