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Voluntarios Itinerantes: en ruta por la dignidad de los animales

Que pese más la motivación en la defensa de los derechos de los animales que se encuentran en refugios que la vinculación a la protectora donde uno colabora. Bajo la premisa que no es tan relevante donde la gente ayude, sino que lo haga, nace Voluntarios Itinerantes, que se constituyó este mes de septiembre después de un año de trabajo conjunto en la protectora de Òdena (Anoia), una de las que cuenta con más colaboradores en Catalunya. Un tiempo en el que se dieron cuenta que uno de los principales problemas de los refugios es que mucha gente que se apunta para colaborar lo acaba dejando porque no pueden asumir el compromiso que se les exige perdiéndose por el camino un capital humano inmenso. Jaime Mateu, presidente de la asociación, explica que “la obligación de tener que ir cada semana a un refugio hace que mucha gente lo deje por falta de tiempo sin olvidarnos que hay personas que sólo disponen de unas semanas para colaborar al año o que están de paso por una ciudad y tienen ganas de ayudar”. Unos voluntarios que pueden desempeñar diferentes roles no siempre relacionados con el cuidado de los perros, puesto que algunos de ellos son publicistas que diseñan campañas o abogados que les asesoran en cuestiones legales. El objetivo de la asociación es como relata Mateu “ayudar a mejorar la vida de los animales que viven en protectoras, así como su socialización, y llevar a cabo las reformas necesarias de las instalaciones”.  

Pese a que a medio plazo quieren crecer y ayudar a un mayor número de protectoras en Catalunya, ahora mismo la entidad destina toda su energía en la de Òdena, que inesperadamente cierra sus puertas a finales de año. Olescan, la asociación que lo dirige, justifica la decisión de clausurarla por la restructuración que quiere llevar a cabo en la red de refugios que gestiona. La colaboración de Voluntarios Itinerantes con este recinto se inicia a finales de septiembre del año pasado construyendo habitáculos con palés  y consiguiendo camas y mantas para que los perros estuvieran resguardados del frío. En una segunda fase, los voluntarios construyeron más vallados en el recinto para aprovechar mejor el espacio, y en la tercera crearon un almacén y acondicionaron un espacio como consultorio veterinario para mejorar la organización logística de la protectora. Ahora tienen ante sí el reto más importante: que los perros que aún están allí encuentren una familia que los quiera o como mal menor una casa de acogida temporal. A mediados de septiembre había 120 perros y gracias a la campaña que promovieron el número se redujo a finales de octubre a 97. Una cifra que aprovecharon para lanzar vía Twitter el hashtag #los97deÒdena, que ahora mismo son 70. “Las primeras semanas fueron una auténtica locura, el teléfono no dejaba de sonar y el refugio parecía Las Ramblas con decenas de personas que venían para adoptar un perro, pero en los últimos diez días no hemos tenido ninguna visita, parece como si la gente se hubiera olvidado que aún quedan perros que necesitan una familia” lamenta Mateu. 

Si encontrar más familias que estén dispuestas a adoptarlos está resultando una tarea complicada, la tipología de los canes que viven en el refugio tampoco ayuda. “Muchos de estos perros sufren el Síndrome de Noé por el hecho de haber convivido con gente que acumula numerosos animales en sus casas sin recibir ningún tipo de atención o cuidado, son animales que no muerden ni atacan, pero que no interaccionan con los humanos porque nunca los han sacado a pasear ni les han hecho caso y al vivir en sitios tan reducidos tienen fobia de los espacios abiertos y miedo a las personas y se esconden”. Ni Mateu ni el resto de voluntarios de la asociación piensan rendirse y lucharán hasta el último día (31 de diciembre) para que no quede ningún perro en Òdena. Cuando lo consigan irán a otro refugio para mejorar las condiciones de las instalaciones y el bienestar de los animales mientras buscan nuevos voluntarios para que sea autosuficiente. Porque como remarca Mateo “la mayoría de las protectoras no tienen los recursos suficientes y siempre necesitan gente”. Una ruta itinerante que tiene como objetivo final “interconectar estos refugios para que colaboren entre ellos”.  

Fotografia de Claudia Álvarez.

Crece el número de adopciones de perros y gatos en Barcelona

Los barceloneses adoptan cada vez más perros y, sobre todo, más gatos. Durante los primeros seis meses de 2016, se han adoptado 363 perros respecto a los 350 del mismo periodo del año 2015. El incremento más alto, sin embargo, ha sido en cuanto a los gatos. La cifra ha pasado de los 183 de los primeros seis meses de 2015 a los 224 de este primer semestre.

El incremento es una buena noticia porque significa que cada vez hay más animales abandonados que encuentran una nueva familia. Además, la adopción permite descongestionar el Centro de Acogida de Animales de Compañía de Barcelona (CAACB), que está pendiente de ser trasladado a unas nuevas instalaciones desde hace años para sustituir a las actuales, que se encuentran en un estado muy precario. Aún así, a pesar de las diferentes campañas que se han realizado, todavía no se ha conseguido cambiar lo más importante de todo: reducir el número de abandonos. Durante los primeros seis meses del año 2016, el CAAC ha recogido 906 animales (entre 572 perros y 334 gatos). El año 2015, el número de abandonos fue de 2.175 animales (1.491 perros y 684 gatos). Una cifra importante de estos animales vuelven después con sus dueños que los vienen a reclamar porque los habían perdido o que se pueden localizar gracias al chip de los animales.

Desde el CAAC promueven las adopciones de los perros durante todo el año. Tienen una carpa que se va instalando por distintos barrios de la ciudad para animar a los barceloneses a adoptar un perro y aprovechan los actos masivos, como las fiestas mayores, para intentar convencer a los barceloneses que den un paso adelante y adopten una animal. Es una estrategia necesaria pero no nos cansaremos de repetir que la solución pasa por reducir el abandono, como ya sucede en muchos otros países.

El nuevo espacio

El Centro de Acogida de Animales de Compañía de Barcelona (CAACB) está ahora en la carretera de la Arrabassada, Km 3,8. El Ayuntamiento está trabajando para la construcción del nuevo CAACB que, en el futuro, tendrá su nueva ubicación en unos terrenos propiedad del Ayuntamiento de Barcelona en el término municipal de Montcada i Reixac. Se trata de la finca conocida con el nombre de Torre Doña Juana, con una superficie de más de 90.000 m2, en el término municipal de Montcada i Reixac, junto al cementerio de Collserola.

El Pleno del Ayuntamiento de Montcada i Reixac aprobó el 21 de julio de 2016 la modificación puntual del Plan General Metropolitano (MPPGM) que hará posible su implantación. Esta aprobación permite la construcción de este equipamiento de 90.000 metros cuadrados, definiendo los parámetros urbanísticos para que el centro tenga el mínimo impacto paisajístico y ambiental; recalificar el resto de suelos como forestales, con el fin de integrarlos en el Parque de Collserola; modificar el trazado viario para mejorar la seguridad vial y la accesibilidad a las futuras instalaciones, tanto en transporte público como privado.

2 cortometrajes sobre la adopción responsable de perros

Los alegados para defender una adopción responsable de animales no se acaban nunca. Una de sus formas es el cortometraje. Aquí os ponemos dos, que de maneras muy diferentes nos quieren decir lo mismo: adoptar un perro no es ninguna tontería, hay que ser muy responsable de tus actos.

En el primero, «Take Me Home», un corto de animación creado y dirigido por Nair Archawattana con la colaboración de los estudiantes de la Academy of Arts University, vemos un cachorro de «beagle» que espera en una perrera que alguien lo recoja. Para ello hará todo lo posible. Es un cortometraje tierno y magníficamente realizado que nos hace pensar sobre la necesidad de los osos de vivir en libertad.

En el segundo, «Gift» realizado por Deadlines Pictures y rodado en Budapest, el mensaje es un poco más duro. Aunque el cortometraje es agradable de ver, tiene una música encantadora y está muy bien realizado, el mensaje final es bastante impactante.

Así pues, se trata de dos formas muy distintas de transmitir lo que nunca será dicho bastantes veces: los perros no son un juguete, adoptar uno equivale a asumir responsabilidades, similares a las de cuando  decidimos tener un hijo.

Os invitamos a que nos digáis cuál de los dos cortometrajes sobre la adopción responsable de perros os parece más efectivo. ¿Cuál os gusta más?