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Consejos para una buena convivencia entre un perro y un gato

Una buena convivencia entre un perro y un gato es posible, pero el tiempo y la paciencia son claves para construir una relación sólida entre estos dos animales.

La convivencia entre perros y gatos puede ser un desafío, ya que estos dos especies tienen instintos y comportamientos naturales diferentes. Sin embargo, con paciencia, dedicación y algunos consejos claves, es posible conseguir una convivencia en harmonía entre estos adorables compañeros de cuatro patas:

Introducción gradual: introduce a los animales de manera gradual y controlada. Permite que se huelan y que se vean antes de permitir el contacto directo entre ellos. Utiliza barreras visuales, por ejemplo, puertas entreabiertas, para que se acostumbren a la presencia del otro.

Espacios separados: al principio proporciona áreas separadas para cada animal. A través de esta acción permitirás que cada uno de ellos se sienta seguro en su propio territorio antes de compartirlo con el otro.

Supervisión constante: supervisa las interacciones iniciales desde cerca para intervenir ante posibles momentos de tensión. Controla las expresiones corporales de los animales para tratar de comprender cómo se sienten.

Refuerzo positivo: utiliza la técnica del refuerzo positivo para premiar en todo momento el buen comportamiento de los animales. Dales chuches y comparte elogios cuando quieras reforzar el buen comportamiento.

Atención individual: dedica tiempo individual a cada uno de los animales. Esta acción permitirá que ninguno de los animales se sienta amenazado y que ambos obtengan la atención necesaria.

Igualdad de recursos: asegúrate de que haya suficientes recursos para los dos animales, por ejemplo, platos de comida, bebederos, juguetes, camas para descansar, etc. Es importante evitar la competencia innecesaria por algún recurso.

Establece rutinas: marca una rutina regular para la alimentación y el juego de cada uno. Las rutinas proporcionan seguridad en los animales y, consecuentemente, puede ayudar a reducir el estrés del perros o del gato.

Adaptación gradual de los olores: intercambia objetos que tengan el olor del otro animal entre ellos para que se acostumbren a su olores de manera gradual.

Consulta con un experto: si a pesar de cumplir todos estos consejos te enfrentas de manera constante a desafíos significativos y momentos de tensión, no lo dudes y busca la orientación de un veterinario o de un especialista en conducta animal.

Recordemos que cada animal es único y tiene sus características singulares, por tanto, es importante ajustar estas pautas según las necesidades específicas de cada uno. Recuerda que el tiempo y la paciencia son clave para construir una relación sólida entre los perros y los gatos.

Fuente: Tot Sant Cugat/AMIC

¡Cuidado si tu perro mastica o ingiere este objeto tan común en nuestros hogares!

La ingestión de pilas puede ser muy peligroso para los perros por diferentes motivos, entre ellos, la alta toxicidad de los materiales que las componen.

De sobras es conocida la costumbre de muchos perros de llevarse a la boca todo objeto o material que se encuentre por su camino. Sin embargo, como personas responsables del bienestar y cuidado de nuestros peludos hemos de estar atentos a qué cosas mastica o trata de ingerir para evitar así una experiencia desagradable.

En este sentido, uno de los objectos más peligrosos que existe en nuestros hogares y que está al alcance de nuestros perros son las pilas. Este elemento, cada vez más en desuso como consecuencia de la aparición de las baterías, los podemos encontrar en los mandos de la TV, en radios, linternas… y también en los collares luminosos o LED, unos collares que cada vez son más populares entre la comunidad canina.

La ingestión de pilas (de botón, alargadas o en cualquiera de sus formatos y formas) puede ser extremadamente peligrosa y potencialmente fatal para un perro. A continuación, te presentamos algunas razones por las cuelas estos objetos pueden presentar un riesgo para el animal:

Materiales tóxicos: estos objetos contienen materiales altamente tóxicos, como ácidos corrosivos y metales pesados como el mercurio, el plomo y el cadmio. Cuando una pila se daña o se ingiere, estos materiales pueden filtrarse y causar daño a los tejidos internos del cuerpo del perro.

Quemaduras químicas: la ingestión de una pila puede provocar quemaduras químicas graves en la boca, la garganta, el esófago y el estómago del perro. Esto puede generar un dolor intenso, inflamación y daño tisular, lo que puede requerir atención veterinaria urgente.

Obstrucción intestinal: las pilas son objetos sólidos que pueden quedar atrapados en el tracto digestivo del perro, causando obstrucción intestinal. Este contratiempo puede provocar síntomas graves como vómitos, dolor abdominal, falta de apetito y letargo, lo que puede requerir cirugía para su extracción.

Toxicidad por metales: los metales pesados presentes en las pilas, como el mercurio, el plomo y el cadmio pueden provocar toxicidad sistémica en el cuerpo del perro si se ingieren en cantidades suficientes. Esto puede causar una variedad de síntomas que van desde náuseas y vómitos hasta daño neurológico y fallo orgánico.

Reacción alcalina: algunas pilas contienen sustancias alcalinas que pueden liberarse cuando se ingieren y causar una reacción química que produce gas hidrógeno. Esto puede provocar hinchazón del estómago y riesgo de perforación gastrointestinal, lo que constituye una emergencia médica grave.

¿Qué hacer si tu perro ha ingerido una pila?

En caso de ingestión o sospecha de ingestión de una pila por parte de un perro es crucial buscar atención veterinaria de inmediato. Nunca se debe intentar hacer que el perro vomite en casa, ya que esto puede empeorar el problema. Por este motivo, es muy importante mantener las pilas y otros objetos pequeños fuera del alcance de los animales de compañía para evitar accidentes.

Diez consejos para recibir a un nuevo cachorro en casa

Los primeros momentos del cachorro en el nuevo hogar pueden ser momentos muy estresantes para él debido a la reciente separación de su madre y hermanos y puede hacer que se sienta desorientado y con miedo, por lo que debemos proporcionarle un ambiente agradable y tranquilo y tener en cuenta algunos consejos previos para que su adaptación sea la más satisfactoria posible.

Algunos de los aspectos que debemos tener en cuenta por lo tanto, son:

– Anticípate a los riesgos del hogar y retira de su campo de visión/acción todo aquello que pueda resultar peligroso, como pueden ser cables, productos químicos, herramientas, etc. También debemos vigilar de cerrar las escaleras o huecos en los que pueda quedar atrapado o haya peligro de caída. Piensa que un cachorro (sobre todo los primeros días), tiene tendencia a inspeccionar, oler, lamer y mordisquear todo lo que encuentra a su paso.

– Si el cachorro viene sucio, no lo bañes inmediatamente. Espera unos días hasta que le hayas tomado confianza y se sienta más tranquilo. Si es inevitable hacerlo pasar por la ducha, evita lavar la cabeza, es la zona del cuerpo que menos les gusta y no conviene que coja miedo al agua.

– Déjale a su ritmo. Es inevitable irle persiguiendo para ver donde, o qué hace, o llamarle constantemente por su nombre. Sin embargo, hay que saber que necesita su espacio y que no le gustará sentirse invadido o acorralado.

– Procura un puesto para dormir seguro y silencioso. En la cuna que le prepares, mete una mantita y algún juguete o peluche que pueda identificar como sede, para que le ayude sobre todo a dormir relajado. A veces, puede ayudar también, dejarle al lado un transportín abierto para que pueda utilizarlo a modo de refugio si lo considera necesario.

– Ten preparados también unos comederos y bebederos del tamaño del cachorro y procura que siempre haya agua disponible.

– Si deseas cambiarle de alimentación (en caso de que esté tomando ya alimento sólido), hazlo despacio. Los primeros días mezcla su con el nuevo, y ve incrementando la cantidad del nuevo cada día, hasta que puedas retirar el antiguo por completo. Ten además en cuenta, que los cachorros suelen comer más a menudo que los perros adultos: entre cuatro y cinco veces al día. Eso sí, en pequeñas cantidades.

– Si aún toma leche, no utilices leche entera de vaca. Mejor que sea leche artificial específica para ellos.

– En las noches si llora, aunque te cueste, ignoralo, porque de no hacerlo, le estarás enseñando a reclamar tu atención de esta manera. Verás que a medida que pasan los días, cada vez llorará menos hasta que llegue a acostumbrarse.

– Si es un perro al que deberás dejar solo, acostúmbralo de manera gradual. Un día un rato, al cabo de la semana una hora, y así sucesivamente. Ayúdate en los primeros días si es necesario de familiares o personas conocidas si tú no puedes estar con él en casa.

– Establece rutinas de paseos, comidas y juegos.

– Llévalo lo antes posible a un veterinario, para que te haga una primera revisión y establezca ya las pautas de vacunación e instalación del chip cuando sea posible. Este profesional además, te resolverá todas las dudas que tengas en cuanto a su alimentación, hábitos y cuidados necesarios.

Fuente: AMIC/Eva Remolina

¿Qué puedo hacer si mi gato no me deja dormir por la noche?

Dormir del tirón y convivir con un gato son dos acciones que pueden ir de la mano, ahora bien, es importante conocer la conducta de estos animales y seguir una serie de recomendaciones.

Durante las últimas semanas, varios lectores de Animalados han mostrado su preocupación ante la imposibilidad de dormir por las noches a causa de la enorme actividad de sus gatos. Saltos, carreras, ataques, maullidos… una serie de conductas que tienen lugar en mitad de la noche y que perjudican el sueño de las personas.

Animalados ha hablado con Ruth Manzanares, especialista en comportamiento felino, para conocer de primera mano el porqué de la actividad nocturna de los gatos, así como para descubrir qué podemos hacer las personas tutoras para conseguir dormir por la noche sin interrupciones.

¿Los gatos son animales nocturnos por naturaleza?

Una de las cuestiones más repetidas por parte de nuestros lectores está relacionada con el alto nivel de actividad que muestran sus gatos por la noche. Tal y como comenta Ruth Manzanares, estos animales “tienen una dualidad que marca su comportamiento: la dualidad cazador-presa”. Es decir, los gatos muestran muchos instintos de cazador y muchos otros de presa.

La especialista en conducta felina detalla que los gatos están “perfectamente adaptados para moverse en condiciones de escasez lumínica o de total ausencia de la luz”. El gran desarrollo de sus sentidos, como el oído o la vista, así como la enorme sensibilidad de vibrisas o bigotes, permite a estos felinos “moverse en condiciones de total oscuridad, ya que detectan los objetos por el cambio de la presión del aire”.

Por tanto, la necesidad de esconderse como presas, así como sus increíbles habilidades para cazar en condiciones de escasa luminosidad hacen que los gatos, de forma natural, se muevan principalmente en horas nocturnas siempre que tengan esta posibilidad. Según Manzanares, esta tendencia a la actividad nocturna “se incrementa en gatos miedosos, gatos en adopción y en individuos con mucha energía por edad o por algún problema de comportamiento”.

“No es imposible convivir con un gato que nos permita dormir”

Así como comentan nuestros lectores, es posible que en momentos puntuales o en ciertos momentos vitales, los gatos pueden generar problemas para poder dormir tranquilamente a sus tutores, pero Ruth Manzanares afirma que “no tiene que ser una situación permanente ni es imposible convivir con un gato que no permita dormir, aunque siempre serán animales que duerman parcialmente por la noche, igual que lo hacen por el día”.

Es importante tener en cuenta que los gatos, de forma natural, no duermen ocho horas seguidas, sino que tienen periodos de diferentes duraciones y de diferentes tipos de sueño a lo largo del día. “Hay que tener en cuenta que nuestros ciclos de sueño actuales tampoco son naturales, sino que son producto de cuestiones culturales y sociales. ¡Las personas tampoco dormíamos las noches completas hace unas pocas décadas!”, exclama la educadora felina.

“Un gato puede dormir entre 12 y 14 horas al día”

La cantidad de horas que duerme un gato dependen de varios factores: la edad, el clima, el carácter o los posibles problemas de comportamiento que tenga. Nuestra entrevistada manifiesta que estos animales, con carácter general, “duermen entre 12 y 14 horas”, aunque “los gatos ancianos duermen más”. Además, existen otros condicionantes que afectan las horas del sueño gatuno como “los hábitos y rutinas, la temperatura o los niveles de estrés”.

¿Qué podemos hacer si nuestro gato no nos deja dormir por las noches?

Para Ruth Manzanares, lo primero de todo es “entender cuál es el origen del problema”. No debe tratarse igual si es un cachorro, que aún no ha adquirido unas rutinas concretas, que, en el caso de un gato adolescente o adulto joven, que tiene un exceso de energía, o si es un gato anciano que puede tener problemas derivados de una patología cognitiva.

La especialista en conducta felina considera que lo más importante es proporcionar al animal ejercicios y entretenimiento suficiente durante el día, enriquecimiento ambiental y reducir el estrés que pueda tener por no mantener una actividad mental y física idónea. Como norma general, Manzanares recomienda preguntar a un especialista en conducta y a tu veterinario si no puedes controlar la actividad nocturna de tu gato con rutinas establecidas.

¿Qué hacemos si trabajamos todo el día y no podemos dar una vida activa al gato?

Ante esta situación, lo primero es tener paciencia. La experta en comportamiento felino explica que los gatos no tienen los ritmos de vida que tenemos las personas y están todo el día solos y casi sin estímulos. “Todos llegamos cansados a casa del trabajo, pero hay que entender la necesidad de compañía y juego que tienen estos animales”.

Manzanares considera que un primer consejo para este tipo de gatos no estimulados es “valorar la posibilidad de tener un compañero gatuno, que sea compatible y se presente adecuadamente para una adecuada convivencia”. Hay que tener en cuenta que, aunque tengamos dos o más gatos en casa, estos seguirán requiriendo atención, pero siempre será más llevadero para ellos.

Si un segundo gato no es posible, hay que intentar que todas sus necesidades de conducta estén satisfechas. “El enriquecimiento ambiental es fundamental, juguetes interactivos, diferentes alturas, rascadores, texturas o juego activo con nuestros gatos son algunas de las medidas que podemos aplicar. Afortunadamente en internet tenemos mucha información sobre todo esto y juegos con tu gato que pueden ayudar a este tipo de personas”.

“Bajo ningún concepto podemos levantar la voz y ser violentos con el gato”

Ruth Manzanares se muestra tajante ante ciertas actitudes y recuerda que bajo ningún concepto podemos perder los nervios y levantar la voz o manipular bruscamente o mucho menos ser violento con el gato si no nos deja dormir por la noche. Para la especialista, “este tipo de acciones puede tener graves consecuencias en la confianza de nuestro gato y generar nuevos problemas de convivencia”.

Otra medida que no suele funcionar es encerrarlos. A veces supone una solución temporal, pero “suele ser una acción que empeora el problema, ya que aumenta el estrés y el malestar del gato, lo que no hace esté equilibrado y nos deje descansar”, añade. Y es que, aunque pensamos que estos animales son independientes, la mayor parte de ellos tienen un importante vínculo con sus tutores.

Siete consejos para proporcionar una alimentación saludable a tu perro

Una alimentación saludable puede garantizar una vida larga y feliz a tu perro.

Una de las claves para asegurar una vida larga y feliz para tu compañero de vida peludo radica en proporcionarle una dieta equilibrada y nutritiva. La elección de una alimentación adecuada es esencial para garantizar la salud de los perros.

Cuando apuestas por una alimentación saludable, estás invirtiendo en el bienestar de tu perro a largo plazo. Es importante seleccionar siempre alimentos que se ajusten a las necesidades específicas de tu animal de compañía, considerando factores como la edad, el tamaño, la raza y el estado de salud. Una alimentación saludable proporciona los nutrientes necesarios para mantener al animal en óptimas condiciones físicas y mentales.

Por otro lado, una dieta equilibrada y nutritiva contribuye a fortalecer su sistema inmunitario. Asimismo, un animal bien alimentado tiene niveles de energía estables y un pelaje brillante y saludable. Además, puede prevenir problemas de salud a largo plazo, garantizando una vida plena y activa.

Es muy importante consultar un veterinario para recibir recomendaciones específicas y elaborar un plan de alimentación que incluya alimentos equilibrados. Asegúrate también de proporcionar agua fresca en todo momento y evita los alimentos tóxicos que puedan perjudicar la salud del animal.

Recuerda que una alimentación saludable para tu perro no es estática, tiene que adaptarse a medida que el animal envejece o cambia su estado de salud. Debes hacer evaluaciones regulares de la dieta y salud del peludo. Ajusta su alimentación según las recomendaciones profesionales y observa cualquier cambio en la salud o el comportamiento de tu animal.

Siete consejos para una alimentación saludable

1- Introduce una variedad de fuentes de proteínas en la dieta del animal.

2-Establece porciones adecuadas de acuerdo con las recomendaciones de tu veterinario.

3-Incorpora algunas frutas y verduras que sean seguras y beneficiosas para perros.

4-Haz revisiones médicas veterinarias periódicas para evaluar la salud y la dieta del animal.

5-Bajo la supervisión de un especialista, considera la posibilidad de incorporar suplementos nutricionales.

6-Asegúrate que tu perro tenga acceso constante a agua fresca y limpio.

7-Evita el acceso a alimentos peligrosos.

Fuente: mascotalia.es/ AMIC