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La felicidad de convivir con un gato

 

En primera persona y siendo el protagonista. Así es como Rachel Wells retrata a los gatos, como individuos, con sus sentimientos, necesidades, deseos, miedos, gustos, y, lo más importante, libertad.

Las aventuras de Alfie en busca de una nueva familia nos ofrecen un buen punto de vista hacia nuestros compañeros felinos: convivimos con ellos, no nos pertenecen. Los seres humanos nos hemos empeñado en comportarnos como administradores de sus vidas, teniendo normalmente más en cuenta nuestras necesidades que las suyas.

Así ocurre en el inicio de las aventuras de este felino. Cuando muere su compañera humana, Margaret, Alfie cae en manos de los descendientes de ésta, quienes faltos de todo tipo de empatía, lo tratan como a un objeto más de la herencia. Si nadie puede quedarse con el minino, pués ningún problema, al desguace de animales.

Las calles y las perreras están llenas de Alfies, o en el peor de los casos, quedan encerrados en pisos y olvidados, sin agua ni comida, a la espera agónica, triste y cruel de la muerte. 

Hasta que los animales no sean tratados como seres sintientes y con derechos, hasta que no dejen de ser un «mueble» más, muchos más Alfies pasarán sus últimos días en la calle, en los refugios o morirán en el más duro y lamentable anonimato.

En el libro de Wells, el pequeño felino encontrará no una, sino varias familias que lo acogerán y lo querrán, que descubrirán la impagable y preciosa experiencia que es compartir tu vida con un animal, con un gato. Pero sabiendo que no suele ser así, este libro nos manda un mensaje de amor hacia los gatos de este mundo.

Mensaje que extiendo a todos y todas los que cada día, ya llueva, haga frío, esté oscuro, esté mal visto, corran peligro… alimentan, cuidan, recogen y salvan a los miles y miles de Alfies que siguen vagando por nuestras calles en busca de una familia.

Sabemos a ciencia cierta que los gatos nos curan los corazones. Ya es hora de que seamos los humanos los que curemos los suyos.

 

Silvia Esteve

El gato que curaba corazones, Rachel Wells, Editado por Ediciones Duomo

Iberia pierde un gato que lleva once días desaparecido en la T2 del Prat

Andrea Barragán hace once días que está viviendo una pesadilla.  Es el tiempo que su gato lleva perdido en el aeropuerto de Barcelona. Itchy llegó a Barcelona procedente de Manchester en un vuelo que aterrizó hace dos sábados a las doce del mediodía en el Prat. Allí le esperaba ella para empezar una nueva vida en la capital catalana después de cuatro años en el norte de Inglaterra donde lo adoptó con apenas dos semanas de vida. Mientras Andrea aguardaba la llegada de su gato, el transportín donde viajaba el animal cayo de la cinta y se rompió. Operarios de Swissport, la compañía que se encarga de las maletas, lo pusieron en un carrito pero con las vibraciones el transportín se acabó de romper y el gato huyó asustado.  “Hasta las dos del mediodía no me comunicaron que no lo tenían, entonces me dijeron que personal de Iberia se pondría en contacto conmigo, pero no lo hicieron hasta las seis de la tarde, nadie se hacía responsable de la pérdida” lamenta Andrea, que no esconde su tristeza y enfado por la situación que está atravesando. “Swissport e Iberia se echaban las culpas y nadie se movía” remarca su tía, Montse Barragán. Agnès Dufau, presidenta de la Plataforma Gatera, se muestra aún más dura: “Durante tres días se han reído en su cara, como les puedes dar a una persona el transportín vacío o decirle que debe estar en Manchester”. 

La indignación por la desaparición de Itchy motivó que esta asociación moviera hilos denunciando los hechos vía twitter y que se creara una página en Change.org para que AENA se responsabilizara y facilitara la búsqueda de Itchy que suma ya casi 8.500 firmas de las 10.000 establecidas. Y es que después de determinar que el gato no se había escapado en el interior sino  en las pistas de aterrizaje, le comunicaron que en esta zona no podía buscarlo y que solamente podia esperar que alguien lo encontrara.  “La difusión del caso por las redes sociales ha permitido que AENA e Iberia reaccionaran y el miércoles por fín dejaron entrar a Andrea de tres a ocho de la noche” señala Dufau. La búsqueda fue infructuosa esa tarde, pero al día siguiente de madrugada un operario vio varias veces a Itchy, a quién reconoció por su collar verde, en la zona corporativa de la T2. Fue entonces cuando Andrea pidió que le dejaran ir de noche. “Con el ruido que hay en las pistas durante el día es mejor buscarlo de noche” anota su tía, que denuncia “las pegas que le han puesto hasta ahora”. “Me dejaron pasar dos días de siete a diez y este lunes ya he podido estar de nueve hasta las tres de la madrugada, algo que llevo pidiendo desde que desapareció, con una persona de seguridad y una voluntaria que trabaja en esa terminal” explica Andrea, que los fines de semana ha tenido que renunciar a su búsqueda porque cierran la oficina central y no puede solicitar la acreditación. Su insistencia tiene una razón de ser: “Sé que no lo están buscando, Iberia ya me ha dicho que no ha destinado ninguna persona para su captura”. 

La Plataforma Gatera pide más tiempo por la noche y jaulas trampa y monitorizadas porque Itchy no es el único gato que vive en el aeropuerto. “Hay dos colonias de gatos y donde se encuentra Itchy hay unos quince, hecho que demuestra que hay gente que los alimenta, que está pendiente de ellos” subraya Dufau. La presidenta de la entidad considera que “el fallo es suyo e Iberia està haciendo lo mínimo, no ha activado ningún mecanismo para hallarlo once días después”. Andrea està convencida que si dispone de más tiempo se reecontrará con él: “Tengo esperanza, en casa cuando lo llamo viene, aquí quizás está asustado y no viene, pero siempre maúlla cuando lo llamo”.

Artículo de Xavi Tedó

 

 

Capturando instantes

 

«Bienaventurado el que vuela sobre la vida, y comprende sin esfuerzo el lenguaje de las flores y de las cosas mudas.» Charles Baudelaire

 

Detener el tiempo. Convertir el instante en eternidad. Burlar la muerte que nos trae el olvido.

La fotografía, incluso más que los vídeos, es el arte que mejor logra capturar el alma. Sea lo que ésta sea. La fotografía, deteniendo, contiene.

Los reportajes de Ariadna Creus, de su proyecto Els Magnífics, son Fotografía porque logran precisamente esto.

Inquieta, pequeña, veloz… Ari es todo lo contrario a sus obras: pausadas, pacíficas, hieráticas en movimiento. Ari tiene el don de encontrarte en tu laberinto. A ti y a los tuyos.

Miradas. Miradas secretas de gatos. Cruces de miradas del que olvida que está siendo fotografiado. Imágenes, con contornos desenfocados y encuadres realizados desde el corazón, que logran plasmar las relaciones de amor entre nuestros compañeros y nosotros. Entre su «magnífico» Trico y ella.

Ari dispara al instante, ni al sujeto ni al objeto. Dispara y mata al olvido, dando vida con un clic a la memoria.

Ilumina lo cotidiano, lo sutil, lo efímero, convirtiendo en recuerdo, en postal, un pequeño instante de nuestro paso por este mundo.

Artículo de Sílvia Esteve

«Uno no se acostumbra a la muerte»

Cómo afrontar esta parte de mi profesión es realmente complicado.

En general, cuando surge este tema, las personas te suelen decir que bueno, tu ya estás acostumbrada, que forma parte de tu cotidianidad como veterinaria, que no te afecta como la primera vez que lo hiciste… Pero una no se acostumbra a la muerte.

Yo como persona no me «acostumbro» a lo que representa y como profesional supone en muchos casos frustración por no poder hacer nada más por mi paciente.

Es por ello que, para eutanasiar, he aprendido a gestionar (no anular) mis emociones lo que me permite poder llevar a cabo una tarea tan difícil emocionalmente para la que nadie me ha preparado.

Cada vez que me enfrento a esta situación tengo en cuenta diferentes factores. En primer lugar el paciente, cuál es el motivo de eutanasia y sobre todo si existen otras opciones antes de llegar a ella. No hay que olvidar que mi labor como veterinaria es en primer lugar con el paciente, intentar curar y si no es posible aliviar su dolor o sufrimiento.

En segundo lugar con la familia, siendo el soporte psicológico en una decisión tan angustiosa y difícil. Hay tantas situaciones familiares diferentes como pacientes. Tener empatía con ellos y comprender su situación es fundamental para que este proceso sea lo menos doloroso posible.

En muchas ocasiones no se tiene en cuenta que también somos personas, tenemos sentimientos y que no por llevar a cabo la eutanasia dejamos de tenerlos. No puedo recordar en cuantas ocasiones he salido de la consulta con un nudo en la garganta o cuantas veces me he derrumbado aún sabiendo que es la decisión correcta.

No hay que olvidar que en muchos casos son pacientes a los que hemos visto crecer en nuestra consulta, que vienen felices a verte, a buscar su chuche cuando pasan por delante de la consulta, que te comen a besos si te descuidas…

Por todo ello creo necesario escribir estas líneas. La veterinaria es una profesión que puede llegar a ser muy dura, física y psicológicamente, y aunque muchas veces se reconoce nuestra labor, hay otras tantas en las que no se ve más allá de nuestra bata de veterinario. Bajo el uniforme de la profesión están todos nuestros sentimientos, los que nos hacen luchar cada día por nuestros pacientes y los que nos hacen sufrir cada día por ellos.

¡Feliz día de los solteros!

Artículo de la redacción

¿Se puede vivir sin amor? Esa es la pregunta que se hacen todos aquellos que un día cómo hoy no tenemos pareja. Es la pregunta que se formulan y responden Valentín y Tro dos veteranos del desamor. Valentín hace justo un año fue rescatado después de un cruel abandono. A pesar de ser un gato precioso y dotado de la magia de la afectividad incondicional lleva un año esperando el amor verdadero.

Las casas de acogida tiene la función de satisfacer las necesidades biológicas y emocionales de todos aquellos que un día fueron precipitados al «sin amor». Las acogidas son como ese mejor amigo que te ampara bajo su ala, comparte su morada y su plato pero no activa el click del enamoramiento embriagador y total. Se convierten en un alto en el camino reparador e imprescindible pero no arranca ese suspiro que culmina con un «al fin en casa». Ayer Valentín celebró su santo pero no su éxito por que sigue acogido en Tarragona (Asociación Gaia) a la espera de formar una pareja ideal.

Más apurado está Tro, un perro grande en tamaño y edad que se convierte en cachorro a poco que le ofrecen mimos. Lleva ya demasiado tiempo en una jaula de la perrera de Barcelona (CAAC) sin más fallo que el de la ceguera de sus pocos visitantes. Tro es un histórico entrañable que será recordado por todos cuándo se marche. Con alegría si se adopta y con profunda tristeza si muere tras los barrotes.

Para los alérgicos consistentes o espúreos a la fiesta de los corazones rosas, las obligaciones de calendario y el agosto de las tiendas de cachivaches románticos ha nacido la fiesta del 15 de Febrero. Los solitarios, obligados o por elección, sobreviven la edulcorada víspera disfrutando de un día que les devuelve la dignidad y les impone autocelebrarse. Para los que no tienen amor queda decirles que muchas veces no es su culpa. Como ejemplo Tro y Valentín: dos solteros y huérfanos. Esperemos que el próximo año tanto uno como el otro puedan celebrar el día de los enamorados en una casa definitiva.

Empezábamos el artículo preguntando si se puede vivir sin amor, Valentín y Tro «nuestros entrevistados» nos dicen que sin amor se sobrevive pero es con Amor con lo que todo cobra sentido. ¿Cambiamos su próximo 14 de febrero?