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¿Qué significa que te lame el gato?

Pese a lo que piensa la mayoría de las personas, hay gatos que son cariñosos y tienen muestras de cariño con sus dueños.

Siempre se dice que los gatos son mascotas independientes y poco cariñosas, aunque no siempre es así. Hay gatitos que tienen muestras de cariño con sus dueños, y también agradecen sus gestos afectivos. Su manera de demostrar la confianza en la persona se realiza a través de diferentes acciones como el lamido.

Uno de los significados más relevantes del lamido del gato está relacionado con la territorialidad: es una forma de marcar su zona. Pero también tiene otras connotaciones, sobre todo de cara a las personas. Así es como muestran su confianza y cariño.

Pero hay más. Que un gato lame a una persona indica que entre el gato y la persona hay un nivel alto de confianza, considerando el gato que este individuo forma parte de su hogar. Es el caso de lamidos que, sobre todo, se localizan en la zona del cuello y orejas.

Igualmente, el lamido de los felinos indica posesión. La clave está en que el lamido del gato tiene olor, aunque no es perceptible para las personas, pero que permite generar el llamado olor comunal que potencia la relación de confianza.

Aún así, los lamidos de estos animales tienen también otros significados. Uno de ellos es que es un gesto que hace eliminar el estado de nerviosismo o ansiedad. Esto sucede cuando se lame a sí mismo y de manera compulsiva.

Fuente: AMIC/animalmascota.com

¿Qué piensa la sociedad española sobre los animales?

Según un estudio de la Fundación BBVA, la sociedad española muestra un alto nivel de cercanía y empatía hacia los animales. La mayoría de los españoles rechaza la presencia de los animales en circos, corridas de toros, vestidos y cosmética.

La Fundación BBVA ha publicado un estudio dedicado a construir una cartografía de la visión, valores, actitudes y conducta de la población española ante los animales. La investigación ha confirmado que los ciudadanos españoles perciben un alto nivel de cercanía y continuidad entre los seres humanos y animales, que les hace merecedores de consideración moral y exigen preservar su bienestar y dignidad.

Una de las conclusiones más sorprendentes del estudio es que la aceptación del uso de los animales depende de las finalidades y el tipo de animal. Por un lado, en una escala de 0 a 10 existe un claro rechazo a su uso vinculado a espectáculos en vivo como el circo (1,7) y las corridas de toro (1,9), la caza deportiva (1,7), investigaciones de cosmética (1,3), vestido (1,5) y, en particular, confección de abrigos de piel (0,8). En cambio, más de la mitad de los encuestados acepta el uso en la investigación veterinaria (7), médica (6) y científica (5,7) y el uso destinado a la alimentación de los humanos (6,1).

Es importante destacar que para la sociedad española el nivel de aceptación de los animales con fines médicos y científicos depende de la especie. En general, se acepta la investigación con insectos y ratas (media de aceptación de 5,9), sin embargo, es rechazada en delfines (3,2), perros (3,3) o primates (3,9).

Un 46% de los encuestados aceptan la modificación genética de animales para obtener beneficios médicos

En el marco de una percepción de los animales como seres dotados de derechos y de dignidad, la modificación de su estructura genética suscita valoraciones desfavorables, moduladas en función del propósito. La media de aceptación de la modificación genética de animales para obtener beneficios médicos para los seres humanos es de 4,6, en una escala de 0 a 10 y de 2,6 cuando se trata de producir alimentos.

En cuanto al compromiso activo de la sociedad española con la protección de los animales, a través de distintas formas de acción colectiva, está en un estado incipiente, aunque significativo. Las prácticas más comunes son la firma de peticiones (28%), el rescate de animales y el voluntariado (27%).

Los resultados del estudio realizado por la Fundación BBVA reflejan una visión de los animales como un universo cercano y continuo a los seres humanos, tanto en términos de origen biológico compartido, como de atributos o facetas sensitivas, emocionales y racionales. La mayoría cree que “los animales y los seres humanos tenemos los mismos orígenes biológicos” (7,4 en una escala de 0 a 10), así como que “los animales sienten dolor físico” (8,7) o “sienten miedo” (7,9) de manera similar a los humanos.

Ocho de cada diez españoles consideran que los animales tienen dignidad y tiene que ser respetada

Para acabar, según la investigación, el componente moral también es parte del universo de los animales. La percepción de proximidad entre animales y humanos conlleva el que, para la gran mayoría de la población, los animales merezcan también consideración moral: el 39% considera que tienen la misma condición moral que los seres humanos y el 27% que tienen una condición moral a mitad de camino entre la de los seres y humanos y las plantas. Además ocho de cada diez españoles consideran que los animales tienen dignidad, que debe ser respetada.

La información del estudio proviene de dos encuestas telefónicas a sendas muestras de 2.000 personas de 18 y más años, representativas de la población en España, realizadas en noviembre de 2021. Ambas encuestas incluyen un bloque común de valoraciones generales (visión de la naturaleza y su conservación, visión de los animales en sí mismos y respecto a los humanos) y un bloque de dimensiones específicas en cada una de ellas (actitudes hacia los animales y sus usos para distintos propósitos).

¿Qué pasa con un gato cuando su compañero de vida humano muere?

Los animales de compañía son seres con una fidelidad infranqueable, considerados un miembro más de la familia en la sociedad actual. Por este motivo, cuando una persona humana sufre la pérdida de un amigo peludo con el que ha compartido su vida, pasa por un proceso de duelo y tristeza. ¿Pero qué sucede cuando es el animal el que sufre la muerte de su compañero humano? ¿Qué futuro le espera?

Animalados ha hablado con Katubihotz, una asociación que trabaja para el rescate felino y la gestión de adopciones en Pasaia (Guipúzcoa), para conocer qué vida le espera a un gato cuando sufre la pérdida de su compañero de vida humano.

¿Qué sucede normalmente con los gatos que viven con una sola persona y lamentablemente muere el ser humano?

Depende de cada caso, los más afortunados son adoptados por algún familiar o amigo del fallecido, pero lamentablemente no es lo que suele ocurrir. El destino de esos animales es incierto, puede variar entre buscarle adopción responsable, abandonarlo en un refugio o perrera, en la calle o incluso sacrificarlo.

¿Los familiares de la persona fallecida suelen preocuparse por la vida que le espera al animal? ¿Son ellos quienes los acogen en su propio hogar?

Algunos sí, otros no, hemos visto de todo.

Algunos los adoptan ellos mismos o los llevan a su casa hasta encontrarles un nuevo hogar. Otros, los dejan solos en la casa del fallecido y van a alimentarles hasta que encuentran otro lugar, algo es algo. Algunos se preocupan de con que familia va, otros no. Y también hay gente que pasa olímpicamente de hacerse cargo y lo abandona o sacrifica, sin ningún tipo de miramiento hacia el animal ni respeto hacia su familiar fallecido.

«Cuanto antes vuelva a sentirse parte de una familia, antes volverá a ser feliz».

¿Cómo afecta psicológicamente a un gato la muerte de su compañero de vida humano? ¿Pasan por un proceso de luto?

Sin duda pasan por un proceso de luto, la persona que ha sido su familia durante años ya no está y su vida cambia para siempre de la noche a la mañana.

Que este proceso sea más o menos doloroso, depende de lo que hagan con él. El gato acaba de perderlo todo y necesita saber que sigue siendo importante, sigue siendo querido, que no está solo y que las cosas mejorarán. Necesita amor. Evidentemente cuanto antes vuelva a sentirse parte de una familia, antes volverá a ser feliz.

Pero si el pobre se ve abandonado en la calle o en la jaula de un refugio, triste, asustado y sin entender nada, la situación será realmente dolorosa, pudiendo incluso entrar en depresión. Los gatos son muy sensibles y hemos visto animales que se niegan a comer y beber, que simplemente se dejan morir. Llegados a ese punto y a pesar de intentarlo todo, muchas veces no podemos hacer nada por ellos, ni siquiera alimentándolos de forma forzada con sonda nasogástrica, a veces enfermar del alma es peor que una enfermedad física.

¿Tenéis muchas acogidas en Katubihotz que proceden del fallecimiento del responsable de un gato?

Acogidas no, solamente si no hay otra alternativa. Por el bienestar del animal, preferimos hablar con esos familiares y pedirles que sean ellos los que se queden con el gato mientras nosotros le buscamos adopción.

Pero sí hemos encontrado nuevos hogares a muchos gatos cuyo humano ha fallecido.

«Abandono no solo es dejarlo en la calle, dejarlo en un refugio también es abandonar»

¿Habéis acogido en vuestra asociación a gatos abandonados como consecuencia de la muerte de su responsable humano?

Lamentablemente sí. Aclaremos términos, abandono no solo es dejarlo en la calle, dejarlo en un refugio también es abandonar, todos los que recogemos o a los que buscamos nuevo hogar son abandonados.

Respecto a abandonos en calle, sí, tristemente también hemos tenido casos. Nunca olvidaremos por ejemplo el caso de un gato del que, tras el fallecimiento de su humana, el hijo de ella se deshizo tirándolo por el balcón. Mostrando así el nulo respeto que sentía hacia su madre y el gato al que ella quería. Hoy está felizmente adoptado.

Los gatos también sufren la pérdida de su compañero de vida humano

¿El coronavirus ha acentuado la problemática del desamparo que sufre un animal de compañía por la muerte de su responsable?

Nosotros no hemos notado la diferencia, tan solo hemos recibido una llamada por ese motivo.

¿Qué debe hacer una persona con el gato de un familiar que ha fallecido? ¿Es mejor acogerlo en tu propio hogar o darlo en adopción?

Sin duda alguna, lo mejor es acogerlo en tu hogar. Nosotros creemos que, si la persona fallecida ha sido importante para alguien, también deberían serlo los animales a los que esa persona amaba. Pero si finalmente no queda más remedio que darlo en adopción, por favor, hacer las cosas bien.

Lo mejor es sin duda encargarse de ese animal hasta que una asociación pueda encontrarle un nuevo hogar, sin hacerle pasar por el trauma de verse en una jaula, en un lugar desconocido, rodado de más animales que no conoce y que le dan miedo. Tampoco nos parece mucho pedir.

Y desde luego, por favor, no faltéis a la memoria del fallecido abandonando al animal en la calle o sacrificándolo, es injustificable.

¿El gato está preparado para vivir en un nuevo hogar y con una nueva familia tras sufrir la pérdida de su compañero de vida humano?

Lo bueno de los animales es su gran capacidad de adaptación, ellos viven el ahora. Claro que, dependiendo de su personalidad, les costará un poco más o un poco menos sentirse seguros, pero con amor y paciencia todos lograrán adaptarse a su nueva vida y ser felices con su nueva familia.

«El hombre es el animal más peligroso»

«Nunca podremos preservar todas las cosas buenas de la humanidad sin proteger también las cosas buenas pero no humanas: lo salvaje.» H.D. Thoreau

 

Nos encontramos con Tippi Degré después del visionado del documental El viaje de Unai proyectado en CosmoCaixa en motivo del Festival de Cine de Medio Ambiente. El film nos cuenta la preciosa experiencia que viven Unai, un niño de 9 años, y su familia al recorrer el mundo fotografiando animales.
Tippi, la responsable del Petit FICMA y cuya infancia transcurrió en Namibia, rodeada de naturaleza, se emociona al ver estas imágenes. La hacen regresar al lado de Abu, su amigo elefante, J&B ,el leopardo, y sus otros compañeros de aventuras. Y es que Tippi no sólo lleva África en el corazón, sino en su propio nombre. «Okanti» su segundo apelativo significa mangosta.
Ella no tenía una granja en África, como Isaak Dinesen, pero tuvo algo más importante: su infancia.

 

 Despues de ver la peli de Unai, ¿cómo te sientes?

 Me he enamorado del niño (ríe). Me he emocionado mucho, sobre todo viendo la relación que tiene con su hermana y la armonía que desprendía la familia, fuera el lugar que fuera en el que se encontrasen. Creo que Unai es un espíritu libre, como yo.

Yo era hija única, no pude compartir con otro hermano lo vivido. Al ver estas imágenes siento nostalgia. Sobre todo al recordar a mi padre, al que perdí en agosto.

El documental de Unai me da esperanza, al ver que otros niños disfrutan lo mismo que yo disfruté al conocer este tipo de vida. No soy la única: con él hay otro ejemplo a mostrar.

En el caso de Unai, vemos como él parte de occidente para ir a conocer otros países, culturas… De la «ciudad» hacia lo «salvaje». En tu caso es diferente, naciste en Namibia, rodeada de naturaleza y a los 10 años os trasladasteis a París…

El caso de Unai nos permite ver lo fácil que es para los niños adaptarse a la vida real, no existir por existir, sino vivir realmente la vida. Si hay amor, puedes hacerlo todo. La vida que ellos viven durante el viaje es como deberíamos vivir, la vida normal que deberíamos tener. Lo contrario es lo que no es normal.

Mi esperanza es que las futuras generaciones no deban escoger una cosa o la otra, sino que puedan conocer ambas, vivir ambas, amar ambas.

Quizá no deberíamos hablar de «cambiar» el mundo sino transformarlo, adaptarlo. Que pudieras combinar ambos mundos. No todo lo que nos ofrecen las ciudades es malo. Espero que se desarrolle el conocimiento suficiente para hacer compatibles ambas realidades en nuestro día a día. La ciudad nos aporta encuentros maravillosos entre los humanos y la naturaleza te hace ser quien realmente eres, aportándote paz y sabiduría.

Deberíamos ser una generación híbrida.

¿Cómo lo has hecho tú? ¿Cómo ha sido tu adaptación?

He luchado y sufrido mucho. Tampoco tuve elección. Volver ahora a tener ese tipo de vida libre sería un lujo, así que no he tenido más remedio que adaptarme a mis actuales circunstancias . Tenía que estudiar y empezar mi vida «normal» de adolescente.

Podría haber tenido esa vida ahí mismo, pero al separarse mis padres todo cambió. Así que no tuve otra opción. Si la hubiese tenido quizá me hubiera quedado allí.

Por otro lado estoy orgullosa de haber entendido los dos mundos y de poder tener esa visión más abierta y en modo «zoom out» de la situación. Agradecida también de haber podido tener esta vida y conocer todo lo que he conocido.

Debemos entender que no estamos solos y debemos dejar espacio para los otros: humanos, animales, plantas… todos los seres vivos y las criaturas del cosmos. Debemos convivir unidos.

A mi modo de verte, creo que eres como una embajadora de la naturaleza, de lo que queda de ella, pero que esta posición te ha convertido en parte en prisionera… Tienes ganas de volver a tener esa vida, pero sabes que aquí puedes defender mejor el mundo natural, tienes un objetivo…

Si ahora decidiese volver a Namibia yo sola, no serviría de mucho. Prefiero utilizar esa niña que fui y lo que viví para defender aquello que es más grande que yo. El objetivo es más importante que yo misma.

Mi intención es sensibilizar, ser parte de algo más grande. Crear mi propia fundación. Y transmitir este amor por la vida en general. Ir más allá. Más allá de la rabia y la pena, y sacar provecho de lo que aprendí.

Sí que es verdad que a veces sientes rabia y frustración, pero debes confiar y seguir luchando y creer que los humanos podemos cambiar, evolucionar. Aunque sepas que ese cambio puede llegar cuando tú ya no estés.

Todos tenemos un propósito que nos hace diferentes de los demás. Puedes hacer grandes cosas desde tus pequeñas acciones, siendo sincero y siendo tú mismo.

Hablando de comunicar… ¿Cómo lo hiciste para aprender a «comunicarte» con los niños de tu edad cuando volviste a París? Estabas acostumbrada a otro tipo de comunicación mucho más directa y sincera, con tu familia y tus animales…

Me sentí como una extraterrestre, pero como soy muy sociable lo manejé. Aunque había muchas cosas que no entendía, sobre todo la maldad de la gente. La poca coherencia de la personas. Supongo que es lo mismo para todos en el fondo, cuando cambiamos de ambiente.

Debes aprender a fiarte de tu instinto y también entender que no todo es blanco o negro. Lo importante es poder encontrar tu lugar en el mundo. Yo sufrí, y sufro mucho, porque no encontraba donde pertenecía o qué quería.

Dejas Namibia a los 10 años. Perdiste tu hogar y tu infancia en el mismo momento…

 No tuve tiempo de decir adiós. Todo fue demasiado rápido. No tuve mi tiempo de duelo por esa vida perdida. De hecho no he vuelto a sentir esa conexión que tuve con la naturaleza.

En ese momento perdí mi vida, no sabía quien era, no me ubicaba. Los otros niños no podían comprender bien mi situación, así que fui yo la que se adaptó. Cuando te enfrentas a tu lado más oscuro, a tus miedos, es cuando mejor puedes conocerte y saber también qué quieres hacer o qué no quieres hacer, lo que es realmente más fácil. Tambien sentir, ya no geográficamente sino más espiritualmente donde perteneces.

Cuando eres niño sigues tu instinto, vives el presente. Al crecer y mirar hacia atrás, al ser consciente de tu pasado, luchas contra tus miedos. Lo que viví fue un sueño, un sueño que terminó y nunca podré volver a vivirlo. Aunque volviera, yo soy diferente, el país es diferente, todo ha cambiado.

Pero volviste…

Si, unos años más tarde. Por trabajo. Pero no fue lo mismo. Quiero volver pero todavía no es el momento. Incluso te diría que tendría que ser un viaje que realizara sola.

Durante muchos años fui una persona muy negativa. De hecho, corté toda relación con la naturaleza, probablemente para evitarme el dolor, no podía encontrar el término medio, aunque estuviera en el campo.

Tenías un vínculo de amistad con tus animales. Estas relaciones eran únicas. No era sólo no estar con animales sino que perdiste a tus amigos…

Si, la relación con ellos es lo que perdí. Aunque he podido aprender a ver lo interesante en todas las especies. Una vaca no es menos interesante que un león, cada uno tiene su propia personalidad. Pero sí es verdad que ese tipo de relación que tuve con ellos no se ha vuelto a repetir. Es como con los humanos: puedes conocer muchos pero solo tener unos pocos amigos.

Ahora vivo en un apartamento en París, donde convivo con mis periquitos, aunque no me siento orgullosa de tenerlos en jaulas. Me encantaría convivir con un perro pero es muy difícil en mi ciudad. Si tengo la ocasión me encantaría residir en Barcelona, es una ciudad que me encanta y en la que me siento segura y cómoda. Creo que tiene cosas que me gustan mucho más que Francia. Sois mucho más empáticos, amables, sociables.

Hablando de ciudades, supongo que cuando regresaste de África a París, debiste sentirte como cuando un parisino va a África, ¿no? En el sentido en que lo que nosotros vemos peligroso para ti era lo normal…

(Ríe) Sí, totalmente, como cuando los aborígenes pisan la ciudad que dicen: «¡Estáis todos locos»! Ves los árboles metidos en cemento y piensas «¿qué es esto?»

¿Y a nivel higiénico?

La ciudad me parece muy sucia, soy muy maniática con los olores. Me encanta poder oler y en las ciudades esta posibilidad no existe. Quieres oir pájaros… Echo de menos ver el cielo… Me siento atrapada en el apartamento. Las calles me parecen tan estrechas… Debería ir más a los parques pero no hay tantos como aquí. De hecho, como te contaba, me encantaría vivir con un perro en mi ciudad pero, ¡¡¡están prohibidos en todas partes!!!

¿Cómo llevas la concepción del tiempo europea? El estar pendiente de unos horarios, de una agenda…

Me paso el día estresada. No por vivir en París, que ya es mi ciudad, sino más por el ritmo de vida. Me cansa y no es bueno para la mente. Algunas veces me rebelo. También me agota el hecho de tener que estar pendiente de estar bien con la gente. Soy muy sensible y me he sentido muy angustiada por intentar estar bien con todo el mundo. Cuando tienes este nivel de empatía es difícil lidiar con el resto de humanos. Pero debes aprender a moverte entre ellos, entre las personas peligrosas, como hice en mi tierra natal con los animales.

Tampoco creo que haya personas malvadas de nacimiento, es el miedo y el sufrimiento lo que las transforma. Estoy aprendiendo todavía a conocer al ser humano. Procuro no juzgar rápidamente y ver que no siempre tengo razón y que puede ser que me equivoque y sea yo la que deba rectificar.

La vida es esto, aprender, moverse, descubrir, equivocarse. He vivido muchas cosas en muy poco tiempo. A veces tengo la impresión de haberlo vivido todo, pero no es así.

Quizás ahora estamos aprendiendo, descubriendo en cierta manera, que los seres humanos no somos el centro del mundo, que somos un todo y no hay figuras más importantes que otras…

Correcto, estamos aprendiendo a tener en cuenta a todos los demás.

El Petit FICMA te permite estar en contacto con el mundo de los niños…

Sí, es muy especial. Los niños lo ponen todo al mismo nivel, no hay diferencias entre ellos y los animales, no hay superiores ni inferiores. Son más espontáneos, sinceros. Cuando creces, todo cambia: chocas con tu ego y los otros egos.

Los animales esto no lo tienen, pueden ser agresivos pero no malvados. En ellos puedes confiar, a diferencia de los humanos. Lo que al mismo tiempo te transforma a ti mismo, tienes miedo, quieres controlarlo todo.

Lo bueno de Petit FICMA es que es una actividad familiar, nos acercamos a los niños y a sus padres. Es un cambio que viven conjuntamente, desde el corazón.

¿Para ti es el humano la especie animal más difícil de conocer y de tratar?

 (Ríe) ¡Sí, es la más peligrosa! El ser humano es una especie con mucho miedo y eso le lleva a tener conductas muy peligrosas.

¿Cómo comunicas el amor hacia los animales? Sobre todo cuando intentamos visualizar los maltratos más comunes, como los que sufren los animales destinados al consumo…

Procuro no señalar a nadie. Intento ponerme en su piel y entender por qué están actuando como lo están haciendo. La mayoría de las veces suele ser falta de información. Así que nosotros, como mis compañeros de FICMA, debemos ser los mensajeros, los que transmitimos y enseñamos las realidades que desconocen otros.

El mensaje es importante pero lo que debemos intentar es que cale, llegue y se quede. La clave está en cómo transmitimos este mensaje para que perdure.

¿Cuáles son tus proyectos ahora?

Participo en diferentes asociaciones, según voy conociendo a gente y vamos trabajando juntos. Junto a otros compañeros he fundado AWA Animals, un proyecto educativo que pretende, vía las imágenes, concienciar sobre la sostenibilidad de nuestro planeta. También soy miembor de TAAC (The Animal Alliance Channel).

Estudié Cine y Audiovisuales, donde me especialicé en la parte técnica y luego he realizado más formaciones en diseño web. Creo que la clave de la comunicación se encuentra hoy en comunicar bien desde internet. Espero poder realizar documentales, pero todavía estoy preparándome. También quiero crear mi propia fundación. Debo encontrar mi momento y mis fuerzas. Es todo un proceso.

Mi vida de niña fue un regalo precioso y creo que de alguna manera el sufrimiento de perderla ha sido el precio a pagar por haberla vivido. Debo superar esa etapa y ver que el regalo que me hicieron mis padres lo puedo utilizar a mi favor para crear algo más grande.

Es el mensaje lo que quiero transmitir, no vender mi vida ni mi imagen. Lo que ellos me dieron, ese pasado en África, es lo que quiero utilizar para construir mi futuro. No me interesa que me conozcan a mí, sino lo que quiero explicar. Sólo así podré ayudar a crear ese futuro que una y respete ambos mundos.

 

Sílvia Esteve