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¿Superaría tu perro el test que quiere instaurar el Gobierno?

La nueva ley de Protección Animal obligará a todos los perros a pasar unas pruebas

El gobierno de Pedro Sánchez se ha propuesto realizar una apuesta decidida por el bienestar animal. Para algunos, la ley que ha preparado el director general de Derechos de los Animales, Sergio Garcia, es todavía poco ambiciosa y para otros, en cambio, se ha pasado. Pero lo que está claro es que en algunos aspectos de la norma, el Gobierno ha arriesgado y ha apostado de forma clara por transformar el concepto de tener un animal, otorgándole la trascendencia que merece.

El mejor ejemplo es la instauración de una prueba de obediencia y comportamiento que todos los perros tendrán que pasar con su dueño. Con la entrada en vigor de la nueva ley -que aún se debe aprobar en el Congreso- ya no habrá perros considerados potencialmente peligrosos pero todos los perros se someterán a una “valoración individual”, según explicó Sergio Garcia en una entrevista a Animalados. Los perros que no superen la prueba, tendrán que ir con bozal y correa corta hasta que, con la ayuda de un educador canino, sean suficientemente obedientes como para aprobar el examen.

La ley todavía no determina cuáles son las pruebas que tendrán que pasar los perros, pero el director general de Derechos de los Animales adelantó a Animalados que se inspirarán en los cursos de Ciudadano Canino que ya promueven algunas entidades. Estos ejercicios fueron acordados en 2012 por la Asociación Nacional de Adiestradores Caninos Profesionales (ANACP) teniendo en cuenta el programa Good Citizen Canine del American Kennel Club. Desde Animalados los hemos recuperado para que podáis hacer una idea de si seríais capaces de superarlas con vuestros perros:

1- Aceptar a un desconocido amistoso

Un desconocido se acerca y saluda al dueño del perro, sin hacer caso alguno del animal. El perro deberá mostrarse tranquilo mientras el dueño y el desconocido hablan amistosamente.

2- Sentado saludando a un desconocido

El perro deberá estar tranquilo mientras un desconocido le acaricia.

3- Higiene

El perro deberá permitir que un desconocido le inspeccione y cepille, tal y como haría un veterinario o un peluquero canino.

4- Paseo tranquilo

El dueño tendrá que pasear al perro de manera controlada, sin que éste tire de la correa.

5- Paseo entre personas

El dueño y el perro tendrán que pasear por un espacio donde haya al menos tres personas y tendrán que hacerlo tranquilamente, para demostrar que el animal se mueve correctamente en lugares concurridos.

6- Siéntate, quieto y al suelo

El animal deberá obedecer tres órdenes básicas (siéntate, quieto y  all suelo) y quedarse quieto en estas posiciones.

7- Obedecer cuando lo llamas

El dueño hará que el perro se siente y se alejará 10 pasos, se girará y le llamará y el animal tendrá que obedecer.

8- Reacción ante otros perros

Dos guías con un perro cada uno se irán acercando hacia el perro y su dueño desde una distancia de cinco metros, se cruzarán, se saludarán y seguirán caminando alejándose un par de metros.

9-Reacción ante distracciones

El perro tendrá que demostrar que está acostumbrado a las distracciones del día a día. El examinador hará pasar al dueño y a su perro por diferentes pruebas como, por ejemplo, que pase alguien corriendo cerca de ellos o que un grupo de niños estén jugando.

10- Separación supervisada

Para demostrar que el perro realmente obedece a la orden de quieto, deberá permanecer inmóvil mientras el dueño se aleja y desaparece de su campo de visión durante tres minutos.

Aprovecha el teletrabajo para hacer ejercicios con el perro en casa

Practicar según qué juegos con los perros ayuda a que descarguen su «energía depredadora»

El teletrabajo y el confinamiento han provocado que pasemos muchas más horas en casa que antes. Y entre los grandes beneficiados de esta «nueva normalidad» están nuestros animales que pueden disfrutar mucho más de nuestra compañía. Con este artículo, os proponemos que aproveches estas horas y que hagas pequeñas sesiones de juegos que permitan, en el caso de los perros, utilizar su instinto para poder descargar su «energía depredadora», según el término utilizado por Jean Donaldson en El Coque de Culturas (KNS Ediciones), uno de nuestros libros de cabecera. Todos estos juegos, son «una excelente manera de desarrollar válvulas de escape de nuestro perro» y conseguir que esté después más tranquilo. De hecho, según Donaldson, «aplicar este tipo de estimulación regularmente es la primera línea de prevención y defensa contra los problemas de comportamiento».

El escondite.

Este ejercicio permite que el perro desarrolle su instinto de rastreo y es muy fácil conseguir resultados sorprendentes en muy poco tiempo. Consiste en esconder algún juguete del perro en algún rincón de una habitación y pedirle que lo encuentre. Para hacerlo, primero hay que jugar un rato con el perro y el juguete. Puede ser un lazo de tela, una pelota o lo que sea. Cuando ya hemos conseguido llamar su atención con ese objeto, vamos hacia una habitación y hacemos que el perro se siente en la puerta. Entramos dentro y, con la puerta cerrada sin que nos vea, escondemos el juguete en algún rincón. Las primeras veces es mejor ponérselo fácil y dejarlo un poco a la vista. Una vez escondido, abrimos la puerta y le pedimos que lo busque. «Busca, busca», le decimos. La mayoría de los perros ya están programados para comenzar a buscar el juguete. Si no funciona, le podemos dejar que huela la mano con la que hemos estado jugando antes con el juguete y automáticamente comenzará a buscar. Lo entenderá. Cuando lo encuentre, tenemos que felicitarle con energía (incluso exagerando un poco) y premiar con alguna galleta que le guste. Después lo hacemos salir de la habitación y volvemos a repetir el ejercicio. A las pocas series, sólo abrir la puerta, el perro ya comenzará a buscar el juguete de una manera sorprendente.

Tira y afloja

Son muchas las personas que desaconsejan totalmente jugar con el perro al tira y afloja, ya que consideran que puede fomentar la dominancia del perro. Pero Jean Donaldson tiene otro punto de vista: Jugar a estirar una cuerda o un lazo de ropa mientras el perro lo tiene entre los dientes no convierte al animal en un depredador porque ya lo es. Al contrario, todos los juegos que permitan que nuestro perro saque el depredador que lleva dentro son en realidad una válvula de escape para él. Además, cuando el animal tira fuerte con los dientes no está compitiendo con nosotros, está «cooperando contigo para matar la presa». Esta escena la hemos visto en mil reportajes, cuando los lobos tras cazar un animal lo estiran por las diferentes parte del cuerpo para podérselo comer. «Algunos miembros de la manada están sujetando el animal al mismo tiempo (…) y todos tiran como locos», dice Donaldson. Se trata pues de convertirnos en otro miembro de la manada y estirar el lazo con fuerza e irlo moviendo, tal como hacen los depredadores cuando tienen la presa entre los dientes. Evidentemente, es un ejercicio que tiene riesgo. Nos podemos llevar un mordisco sin querer. Hay que hacerlo con guantes y con mucha atención. Y los niños no lo pueden practicar. El juego termina cuando dices «deja» y el perro debe dejar caer el lazo. Esta parte hay que practicarla previamente, a base de dejar que coja objetos (no es necesario que sean las que más le gustan) y ordenarle que los deje. Cuando entregue lo que tenga en la boca hay que recompensarle con algún premio.

«Me atrevería a decir que esta cooperación para matar es una experiencia que fortalece los lazos entre los miembros de la manada, es una experiencia intensa y placentera que el perro asociará estrechamente contigo», concluye la autora.

 

La caña de pescar

De todos los juegos posibles, este es uno de los que más gusta a los perros. Se trata de atar una cuerda a uno de los extremos de un palo, que puede ser la rama de un árbol o el palo de una escoba, aunque si es flexible es más fácil. En el otro extremo de la cuerda atamos algún juguete, como si fuera una caña de pescar. En este ejercicio no es necesario preparar el perro ni confiar en que entienda el juego. El instinto del animal se encarga de que las instrucciones queden claras. Cada vez que muevas el palo y la cuerda haga oscilar el juguete, el animal verá una presa en movimiento. Enseguida intentará cazar juguete. Se puede mover el juguete a cierta altura, para provocar que el animal salte o se puede arrastrar por el suelo, como si fuera un conejo. El perro irá como un loco a cazarlo. Cuando la coja, costará que lo suelte, pero debe entender que hasta que no lo haga no se repetirá el ejercicio, por lo que, si tenemos paciencia, lo acabará entendiendo. Así que le diremos «deja, deja» y no vamos a jugar hasta que lo haya soltado.