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En la comunidad valenciana perros de razas consideradas potencialmente peligrosas podrán participar en cacerías

Juristas y entidades animalistas contrariados ante las inminentes modificaciones sobre una Ley de Caza muy reciente.

El texto jurídico, firmado el 14 de Junio pasado por Elena Cebrián, dice en su artículo tercero punto primero: “Queda prohibido (…) el empleo de perros de presa en todo el periodo”[1]. Usar perros de presa para cazar entraría en conflicto con la ley 50/99 sobre el Régimen Jurídico de la Tenencia de Animales Potencialmente Peligrosos y su trasposición valenciana el decreto 16/2015 que regula las obligaciones de la tenencia y conducción de PPP. Llevar bozal, permanecer atados con correas de no más de metro y medio de largo, no llevar por persona más de uno a la vez y la prohibición de su adiestramiento para estimular su agresividad son algunas de las restricciones que deberían contravenir los cazadores si desean servirse de estos perros en su actividad.

Los animalistas llevan algo menos de dos décadas denunciando la inoportunidad de la ley 50/99 también llamada de los PPP y ven en el cambio de rumbo de la Consellera de Agricultura un doble rasero difícil de tolerar. La misma persona que firmó el veto y que en el pasado había hecho declaraciones sobre la necesidad de implementar más y mejores normas de protección animal promueve el cambio. Hay dos datos relevantes: cuatro de cada diez perros maltratados, robados o abandonados son cazadores y las perreras están saturadas de perros de razas potencialmente peligrosas[2]. Si se añaden ambos factores de riesgo se incrementarán los datos que los sitúan en la cabeza del ranking de abandonos[3].

La necesidad de apoyos para aprobar los presupuestos parece que ha empujado a Elena Cebrián a desoír las recomendaciones de distintas instancias judiciales que desaconsejan la medida, Abogacía de la Generalitat i el Consell Jurídic Consultiu han mostrado serias dudas sobre la legalidad de los cambios y en última instancia invitan a que se condicione su continuidad al análisis de las consecuencias. Con las imágenes aún frescas en la retina en las que dos perros que, a instancias de su dueño, destrozan a un jabato en el municipio valenciano de Simat de Valldigna la decisión de Elena Cebrián da pie a la polémica.

[1] http://www.dogv.gva.es/portal/ficha_disposicion.jsp?L=1&sig=005975%2F2018

[2] https://www.lavanguardia.com/vida/20180826/451460855373/protectoras-de-animales-denuncian-colapso-y-aumento-de-perros-peligrosos.html

[3] https://www.fundacion-affinity.org/observatorio/whitepaper-estudio-sobre-abandono-y-adopcion-de-animales-de-compania-2018

Una desgracia que se podría haber evitado: siete agentes heridos a causa de un incidente con dos perros

A raíz de la noticia de que siete agentes de la Guardia Urbana han debido ser atendidos tras un episodio violento con un propietario y dos perros en el Fort Pienc, las entidades animalistas insisten en pedir para los policías una formación específica en etología y manejo seguro de perros. Nadie podía prever el episodio tal y como sucedió, pero la sensación es de estar frente a la crónica de una desgracia anunciada. En distintas ocasiones, expertos en educación canina como Rosa Sagués, de la Asociación para el Bienestar del Perro Urbano Udols y Miquel Montanera de Empatia GPP, entre otros, y responsables de la Guardia Urbana de Barcelona han hablado del riesgo que puede provocar la falta de entendimiento entre los agentes y personas con perros. Algunos policías ignoran que un determinado lenguaje corporal, una lectura comportamental correcta o una seguridad y actitud determinada permite a las personas, uniformadas, o no, acercarse a los perros sin tener que asumir un riesgo. Estos son parte de los contenidos de los que dimos cuenta en Animalados respecto a la Formación teorico-práctica recibida por agentes y personal municipal del Ayuntamiento de Hospitalet de Llobregat.

Desde el Neolítico, los perros y los humanos discurren juntos por que estos proveen de recursos a los otros a cambio de seguridad y protección. La lealtad canina no tiene parangón y es por eso que algunas personas tienen en su perro su escudero fiel. Si por un motivo u otro una persona desconocida se acerca y el propietario o propietaria se muestran ansiosos o desconfiados eso activa, en una parte de la población canina, una actitud defensiva. Si además quien requiere a su defendido, en este caso un agente policial, no conoce los códigos que tranquilizan al perro y enfatizan la bondad de sus propósitos el conflicto está servido. En el Reino Unido determinados colectivos se hacen con perros para que estos actúen como disuasorios de los requerimientos policiales, son los llamados Weapon Dogs. No son perros que actúen necesariamente de manera violenta pero su fiero aspecto invita a mantenerse a distancia.

Ser policía genérico no implica necesariamente saber de perros, amarlos ni tan siquiera tolerarlos, pero trabajar en la vía pública y hacer cumplir las normativas municipales y autonómicas obliga a los agentes tener interacciones con propietarios y con perros. Bien en servicios de auxilio y protección, bien en servicios sancionadores. Siendo así es muy lamentable que los agentes no cuenten con una formación específica que ponga a salvo a todos los implicados: ellos mismos, la ciudadanía y los animales en la vía pública. La Guardia Urbana tiene desde 2014 entre sus obligaciones la de hacer cumplir la ordenanza que prohíbe los collares dañinos, de pinchos o castigo y de ahogo, la deambulación con un vehículo rodado acompañado de uno o más perros y otras medidas adoptadas en aras del bienestar animal. No consta que se haya hecho una formación al respecto ni tampoco que se hayan las impuesto sanciones previstas. La opinión mnayoritaria es que la relación de los urbanos com los propietarios de perros es sólo para multarles por las cacas, por soltar al perro en áreas prohibidas y para recaudar dinero por infracciones leves. Raramente se asocia al agente con una función protectora, aunque también podría tenerla.

Desde el año 1999 se hacen obligatorias una serie de medidas sobre unas razas de las que formalmente los policías no tienen más que una idea remota. La controvertida ley de los Perros Potencialmente Peligrosos ha dejado ya demasiados ejemplos de que la peligrosidad reside en el referente un no en el perro. Perros tan corpulentos como pacíficos han costado a sus propietarios multas por no llevar bozal, por ir con más de uno, por ir sueltos, aunque sea un tiempo y un lugar muy limitados, siendo perros que jamás han dado muestras de reactividad. Según la información facilitada por el Ayuntamiento de Barcelona en el incidente en el que los agentes sufrieron heridas presuntamente el propietario fue quien azuzó a los perros para atacar. Es por eso que ha sido detenido. Los perros fueron finalmente controlados por la hija del individuo lo que indica que un correcto referente les lleva a actuar de manera adecuada. Los perros están ahora en jaulas. Probablemente salgan, si salen, más tarde de la reclusión que su dueño. Y más tarde de la sanación de las heridas que los agentes jamás deberían haber sufrido.

Emma Infante

Dos perros considerados peligrosos atacan a siete agentes de la Guardia Urbana en el Parque de la Estació del Nord

Siete agentes de la Guardia Civil han sido atacados por dos perros de razas consideradas peligrosas

Según ha informado BTV, los hechos se han producido tras una discusión entre dos hombres, uno de los cuales era el propietario de los animales.

El Ayuntamiento ha detallado que los hechos se produjeron hacía las 17.00h de la tarde del pasado miércoles. Tras una fuerte discusión entre dos usuarios del Parque de la Estació del Nord, los agentes cívicos avisaron a la Guardia Urbana de los hechos y de la presencia de dos perros desatados y sin bozal cerca del área infantil del parque.

Cuando la Guardia Urbana llegó al lugar de los hechos y pidió la documentación pertinente al responsable de los animales. Siete agentes fueron atacados por los dos perros de uno de los protagonistas de la discusión.

Los siete agentes de la Guardia Urbana heridos recibieron asistencia médica en una mutua ayer por la tarde tras las agresiones. Los perros, por su parte, han sido trasladados a una protectora bajo custodia policial, después de que la hija del propietario lograra controlarlos.

El propietario de los perros ha sido detenido y se le abrirán diligencias penales. Según fuentes de la policía el responsable de los animales iba bajo los efectos del alcohol.

La Asociación de Vecinos del barrio de Fort Pienc ha aprovechado el incidente de ayer para reclamar una ampliación del área para perros del Parc de l’Estació del Nord. Desde el Ayuntamiento aseguran que hay un proyecto en marcha para mejorar las instalaciones caninas de esta área.

Josep Lluís Sabaté, miembro de la Asociación de Vecinos de Fort Pienc ha hablado sobre las carencias del espacio para perros del Parc de l’Estació del Nord: “El parque tiene un pipicán pequeño que es insuficiente. La normativa de parques y jardines es muy antigua. Esta normativa dice que los perros no pueden ir sueltos por el parque, por lo que cualquier animal suelto que vaya al parque es punible”.

Desde Animalados recordamos que para llevar un perro de una raza considerada peligrosa hay que tener un seguro y una licencia especial. A la vez, el perro hay que llevarlo siempre atado en corto (correa no extensible) y con bozal. De lo contrario, las sanciones pueden alcanzar los 30.000 euros. Y también recordamos que estamos absolutamente en contra de esta legislación que criminaliza unas determinadas razas de perros cuando la responsabilidad última siempre es de su dueño.

La lista de perros considerados potencialmente peligrosos son los que pertenecen a las siguientes razas o a sus cruces: Aita Inu, Terrirt Staffordshire Americano, Bullmastif, Doberman, Dogo Argentino, Dogo de Burdeos, Fila Brasileiro, Mastín Napolitano, Pit Bull Terrier, Presa Canario, Rottweiler, Staffordshire Bull Terrier y Tosa Inu o Japonés.