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San Juan y perros: una relación explosiva

La fiesta del solsticio de verano, llena de petardos y coetes, puede ser traumática para los perros

San Juan y perros es, a menudo, una relación complicada. La verbena de San Juan es una noche llena de petardos, y esta explosión de ruido con la que recibimos el verano no es del agrado de todos los animales, sobre todo de aquellos que no están acostumbrados a los ruidos fuertes, sean del tipo que sean. La mejor recomendación que os podemos dar desde Tincungos es consultar con vuestro veterinario de confianza, pero para los que aún no lo habéis hecho os damos algunas indicaciones que, como veréis, en los casos más graves, siempre pasan por ir a ver a un profesional.

Muchos perros tienen miedo o fobia a los petardos. No están acostumbrados a ruidos tan fuertes y su reacción es esconderse, inquietarse o ladrar. Lo mejor para ellos es buscarles la zona más tranquila de la casa o el sitio donde estéis, y dejar que pasen allí la noche. Es recomendable que no entréis a su habitación a acariciarles ni a calmarlos con palabras suaves, porque, aunque no os lo parezca, estáis reforzando su actitud miedosa.

En casos graves, en que los perros manifiestan el miedo de forma muy fuerte, con temblores, lloros y aislamientos que duran pasada la noche de San Juan, sí que es aconsejable administrar algún tranquilizante. Pero este recurso está condicionado siempre a una visita al veterinario. Es muy importante, antes de recetar un fármaco, hacer un examen de salud al perro, y siempre debe ser un facultativo el que decida el tipo de fármaco y la dosis que le conviene a cada animal.

Habituar al ruido desde cachorros

Para evitar que los perros pasen una mala noche de San Juan, lo mejor es habituarles desde bien cachorros a convivir con ruidos fuertes, de forma progresiva. Es oportuno teniendo en cuenta que los animales también pueden tener miedo a otros ruidos fuertes, como los truenos en días de tormenta o los motores de los coches en la ciudad.

Desde pequeños, es recomendable exponer a los perros a ruidos de forma progresiva y relacionarlos con ambientes o actividades agradables para que, de alguna manera, los animales entiendan que no pasa nada negativo para ellos. Un ejercicio que funciona bastante bien es hacer explotar globos cerca de los cachorros cuando estos están comiendo. Comprobar que no pasa nada y que ellos siguen comiendo les predispone a no asustarse cuando escuchan un ruido fuerte.