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«La discriminación a las familias con perro es histórica»

Rosa Sagués anuncia un 2024 “calentito” para los responsables municipales de bienestar animal. Con motivo de la implantación de las zonas ZUC, ofrecemos la primera parte de la entrevista que hacemos a la presidenta de Udols, una entidad barcelonesa referente en la promoción del bienestar de los ciudadanos perros. Además de los programas de formación sobre comportamiento canino y tenencia responsable, Udols asesora para las normativas de uso del espacio ciudadano y se mantiene muy atenta la las reivindicaciones de los propietarios de perros barceloneses.

¿Va a ser fácil conciliar las necesidades de los perros con la nueva normativa del Ayuntamiento de Barcelona?

Para tener perros equilibrados, es crucial que tengan la oportunidad diaria de estar sin correa y desarrollar comportamientos naturales. Esta necesidad es cada vez más difícil de satisfacer, especialmente en barrios donde los espacios y horarios no se ajustan a las rutinas familiares.

Su asociación planteó el concepto de Zonas de Uso con horario compartido en el pasado ¿Verdad?

En la propuesta de 2014 para las Zonas de Uso Compartido (ZUC), buscábamos oficializar el uso tradicional de parques y espacios verdes por personas con perros, creando áreas tranquilas y seguras. A pesar de la prohibición de la ordenanza de 2011, estos lugares siempre fueron preferidos. La idea era normalizarlos, poner fin al asedio de la Guardia Urbana y abordar la obligación incumplida del Ayuntamiento de proporcionar espacios para perros. Sin embargo, la implementación ha resultado en segregación en lugar de integración, generando desconfianza y desafección. La incoherencia en algunos espacios propuestos sugiere una intención de ocultar a los perros, lo que contraproducentemente aumenta la desconfianza de las familias con perro hacia la administración.

¿Me está diciendo que el ayuntamiento ha tomado el nombre ZUC y ha desvirtuado la idea?

Hay dos factores fundamentales en la selección de las ZUC uno es el peso de “Parques y Jardines” y otro que son los distritos los que los han ubicado. Las Zonas de Uso Compartido (ZUC) fueron establecidas a nivel de distritos en respuesta a quejas frecuentes de vecinos sobre la presencia de perros en espacios públicos, es una queja recurrente en los Consejos de Barrio. la implementación de las ZUC ha sido desafiante, resultando en notables disparidades entre distritos en términos de horarios y áreas asignadas, especialmente en comparación con la población canina. La gestión de los espacios para perros está a cargo de Parques y Jardines, una entidad independiente con personalidad jurídica propia dentro del Ayuntamiento. Esta entidad desempeñó un papel clave en la prohibición de entrada de perros en parques urbanos e Illas del Ensanche, y su resistencia a facilitar el acceso a las zonas verdes de la ciudad ha influido en la limitación de los lugares lógicos y seguros de encuentro para las familias con perro.

¿Qué problemas ve en las áreas propuestas?

Una Zona de Uso Compartido (ZUC) no es simplemente un pipicán sin vallas; tiene un propósito distinto. Debería ser un espacio tranquilo y seguro donde los perros puedan explorar, socializar y llevar a cabo comportamientos naturales sin restricciones de correa. Dada la necesidad de un amplio espacio personal para los perros y su capacidad para comunicarse a larga distancia, las ZUC sin vallas permiten interacciones más naturales y evitan conflictos innecesarios. Las áreas cerradas aumentan el estrés, la excitabilidad y las dinámicas intensas entre los perros.

¿El tamaño importa?

Las dimensiones son cruciales en las Zonas de Uso Compartido (ZUC). Algunas apenas cumplen con el requisito mínimo de 400m2 para ser consideradas áreas de recreo (AEG). Entre aquellas que superan esta superficie, algunas son estrechas y carecen de barreras físicas o visuales, incluso siendo atravesadas por carriles de bicicletas. En ciertos casos, se comparten con terrazas de bares, aparatos de gimnasia, o áreas de petanca, generando peligros, conflictos y molestias vecinales. Además, hay ZUC ubicadas en lugares oscuros e inseguros, poco utilizadas incluso durante el día y con horarios a partir de las 21h.

La gran mayoría siempre hemos sabido dónde y cuándo podemos o no soltar a nuestro perro sin molestar a los vecinos.

¿Existen datos objetivos sobre los que basarnos?

Se nos ha dicho desde el Ayuntamiento que el total de superficie destinada al recreo de los perros (ZUC y áreas para perros incluidas) es de 969.448 m2, lo cual supone una ratio por perro de 5,38 m2, y esto es así si tenemos en cuenta las ZUC de todos los Distritos en global.  El caso es que, si nos fijamos en detalle, más de la mitad de la superficie de las ZUC (el 53% para ser exactos) está concentrada en dos distritos. Esto se debe a que en Gràcia y Horta-Guinardó -gracias al buen trabajo de Espai Gos- se ha conseguido incluir las zonas forestales, lo cual hace que la ratio se dispare. Pero la realidad es que, a las zonas forestales, al menos a diario, solamente pueden acceder los vecinos que viven al lado. Si no tenemos en cuenta la zona forestal la ratio por ejemplo de Horta-Guinardó (uno de los más grandes de Barcelona) pasa a 1,5 m2 por perro (el peor de la ciudad) y el global de Barcelona sin zonas forestales baja a 2,9 m2 por perro. Y podríamos seguir…. Por suerte no es así en todos los casos, pero, en general, el problema es básicamente que no se ha respetado los puntos de encuentro habitual de las familias con perro y en muchos casos se nos desplaza de forma artificial a espacios que no tienen ningún sentido.

¿Cree que resulta discriminatorio para las familias que tienen perro? 

A menudo se olvida que las personas con perro también sufrimos el incivismo: cristales, restos de comida y de botellón, cacas humanas… El que no recoge la caca seguramente es el mismo que tira papeles, escupe en el suelo o deja la basura fuera del contenedor.  De verdad que el tema de la caca ya cansa y es necesario distinguir de una vez entre ser incívico y el hecho de tener perro. Las familias con perro somos prácticamente el 25% de la ciudadanía, pero a quien no se reconoce los mismos derechos que al resto. Se nos hace pagar a todos por el incivismo de unos cuantos, cosa que no se hace con otros colectivos. La discriminación a las familias con perro es histórica, a pesar de que la mayoría de responsables de perros (más de un 95% con datos del propio Ayuntamiento) se comportan de forma cívica.

¿Los distintos gobiernos municipales desde 2014 han cumplido con la obligación de crear espacios suficientes que permitan el despliegue de la ordenanza?

No, desafortunadamente y los que se crean ni son operativos ni adecuados para todo tipo de perros. No se tiene en cuenta necesidades reales de los perros y las de las personas que los acompañan a la hora de diseñar los espacios o decidir ubicaciones y el resultado es que la gente se ve obligada a buscar alternativas. El resultado son campañas de multas constantes que, lejos de suponer una solución, solamente consiguen aumentar la desconfianza hacia una administración que nos trata como a delincuentes y explica la baja representatividad del colectivo en los diferentes órganos de participación, como en los Consejos del Barrio.

Ahora se nos advierte que a partir del 18 de diciembre habrá multas de 100€ si nuestro perro está sin correa fuera de los espacios marcados que alguien ha decidido por nosotros. Las multas ascienden a 300€ si esto además supone un peligro para el propio perro o para otras personas al tiempo que se ha designado zonas donde a la mayoría de gente no se le ocurriría dejarlo suelto (tránsito, carriles bici, etc.). Está claro que si la gente no utilizaba esos espacios es por qué no tienen las características adecuadas y no empezará a hacerlo ahora por el simple hecho de que se ponga una señal. La intención final parece clara: que no haya perros sueltos en ningún lado.

Emma Infante

Continuará

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