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Al menos 140.000 perros y gatos fueron abandonados en 2018 en España

Los datos publicados por el estudio anual sobre el abandono de animales en España de la Fundación Affinity revelan que en 2018 se abandonaron al menos 140.000 perros y gatos que fueron recogidos por las protectoras españolas. Una cifra de abandonos que se mantiene estancada en nuestro país desde el año 2015.

Más de 138.000 gatos y perros (104.688 perros y 33.719 gatos) fueron recogidos por refugios y protectoras en España en 2018 según los datos presentados por el Estudio Fundación Affinity “Él Nunca Lo Haría”. El este documento se recoge también que las camadas no deseadas es el principal motivo de abandono, seguido del fin de la temporada de caza y del comportamiento del animal de compañía.

Otro de los datos que más preocupan son el bajo número de animales que llegan a las protectoras con microchip, lo que provoca que tan sólo un 18% de los animales que ingresan en los refugios puedan ser recuperados por sus familias.

El abandono sigue siendo el principal problema de los animales de compañía en España. Desde hace cuatro años las cifras de abandonos están muy estancadas. Hace diez años comenzamos a ver un descenso en el número de abandonos de nuestro país, pero a partir de 2015 se ha parado y la cifra se mantiene.

Isabel Buil, directora de la Fundación Affinity, afirma que: “Sin duda, para prevenir el problema del abandono es clave reflexionar antes de incorporar a nuestra familia un animal de compañía, educarlos para mejorar su comportamiento; esterilizarlos para que no tengas crías que no podamos mantener e identificarlos correctamente. Asegurarnos de que estamos preparados para que sean uno más en nuestro hogar”.

La importancia del uso del microchip

El estudio de Affinity demuestra que el porcentaje de animales que llevan microchip sigue aumentando paulatinamente. Desde 2007 ha pasado del 18,4% a 34,3 por ciento de animales identificados. Sin embargo, en 2018 sólo el 34,2% de los perros y el 4,5% de los gatos recogidos en protectoras y ayuntamientos se encontraban debidamente identificados.

El microchip es una herramienta clave para devolver a los animales perdidos. El pasado año fueron 61,1% los animales que pudieron ser identificados y devueltos gracias a esta estrategia. Sin embargo, el 45,5% de los animales encontrados con microchip fueron rechazados por sus familias, mientras que un 27,9% no pudieron ser localizados por datos incorrectos en la base de datos.

Hay que destacar que muchos de los gatos abandonados no llegan a las protectoras, ni a los refugios y forman colonias. Estas colonias de gatos en muchas ocasiones están gestionadas por estas entidades que se encargan de garantizar su bienestar. El 51% de las protectoras y refugios que han participado en este estudio gestiona alguna colonia de manera regular. Entre todas cuidan 4.518 colonias, formadas por un total de 31.969 gatos. La media de colonias gestionada por cada entidad es de 41, formada a su vez por un promedio de 13 felinos por colonias.

El perfil de animal más abandonado

En general, los perros (73,1%) y los gatos (58,3%) recogidos por las protectoras y refugios se encontraban en un buen estado de salud. Un 15,8% de los perros y un 26,6% de los gatos presentaban alguna enfermedad, mientras que el 11,1% de los canes y un 15% de los felinos estaban heridos.

El informe también publica que el abandono de los gatos y los perros se produce a lo largo de todo el año: “Se abandona todo el año. No existe una estacionalidad clara. Los perros no son abandonados en mayor medida antes de las vacaciones de verano. En cambio, la recogida de gatos es más elevada entre abril y junio debido a que es la época de cría”, explica Isabel Buil.

Por otro lado, hay que destacar que han disminuido los tiempos de estancia para perros y gatos en los centro de acogida, especialmente sin son cachorros. En 2017, de media un perro cachorro estaba 3,7 meses en la protectora, frente al 2,3 meses de 2018. En cuanto a los gatos más jóvenes, se ha pasado de los 3,8 meses en 2018 a 2,2 meses en 2018. Sin embargo, los perros y gatos adultos son los que permanecen más tiempo en estas entidades con un 8,6 meses de media los perros y 7,7 meses los gatos.

La directora de la Fundación Affinity comenta que: “Deberíamos ir rompiendo mitos como que un perro o gato adulto no se adaptará a una nueva familia. Adoptar animales adultos puede ser una opción excelente, y permite de igual manera educar al animal y crear un vínculo emocional fuerte con él”.

En cuanto a los motivos para adoptar a un animal de compañía, la mayor parte de las personas que dan este paso lo hacen por estar sensibilizados con el abandono (39,5%), por ser colaboradores de la entidad (21,6&) y por recomendaciones de amigos y conocidos (14,4%).

Tras presentar los principales datos respecto al abandono de animales de compañía en España en 2018, la Fundación Affinity ha llegado a estas conclusiones más destacadas:

-El abandono es todavía en nuestro país un importante problema de bienestar animal. La cifras de 2018 son comparables a las observadas en los estudios de 2016 y 2017. En este sentido, parece confirmarse el ligero estancamiento en la tímida tendencia a la baja observada a lo largo de los últimos años.

-La esterilización, identificación y la adopción son las 3 estrategias más importantes para prevenir y minimizar el impacto del abandono de animales de compañía. La esterilización y la identificación forman parte de un concepto más amplio de tenencia responsable, que abarca las obligaciones y responsabilidades que todo propietario adquiere en relación con su animal de compañía. Así pues, la participación ciudadana es fundamental para luchar contra el problema del abandono de animales de compañía, ya que de ella depende la aplicación efectiva de las tres estrategias mencionadas anteriormente (esterilización, identificación y adopción), que han demostrado ser fundamentales para luchar contra el problema del abandono.

-Más allá de la mera concienciación sobre la necesidad de adoptar, debemos educar al público acerca de las ventajas, pero también obligaciones que supone adoptar un animal de compañía, y de cómo su llegada puede influir en nuestro estilo de vida.

El Gobierno aranés quiere extraer a Goiat y Cachou del Pirineo tras los últimos ataques

El gobierno aranés se ha posicionado a favor de la extracción de los osos del Pirineo a causa de los repetidos ataques sufridos por diversos ganados. Sin embargo, los datos publicados por EQUO Catalunya demuestran la correcta adaptación de estos animales a su nuevo entorno, reduciéndose el número de ataques al 70% con respecto al año pasado. Otros grupos ecologistas como Ipcena también se han posicionado en contra de la voluntad de la administración del Valle de Arán.

El gobierno aranés ha mostrado públicamente su impotencia ante los repetidos ataques por parte de Cachou. El pasado martes, el animal volvió a atacar, en esta ocasión a una yegua ubicada en el municipio de Viella Mitg Arán. En menos de quince días el oso ha devorado un potro y cuatro yeguas. Todos estos ataques se han producido en el municipio de Vielha Mijaran. Los ataques de Cachou recuerdan a los episodios producidos por Goiat, otro oso que ha generado conflicto con los ganaderos por sus ataques a los animales.

Ante esta situación, Francisco Bruna, Consejero de Territorio, Paisaje y Gestión ambiental, ha mostrado su “sentimiento de impotencia ante estos ataques reiterados” y ha declarado que “los protocolos a seguir están muy alejados de la realidad de los ganaderos”, según informa la Agencia Catalana de Noticias.

Las técnicas de Protocolo de Intervención con Osos del Pirineo están divididas temporalmente en tres fases progresivas, aplicando técnicas cada vez más agresivas:

  • En la primera fase se realiza el diagnóstico, seguimiento y ejecución de las medidas proactivas e inicio de las medidas aversivas.
  • En la segunda fase se refuerzan la medidas aversivas.
  • En la tercera, y última fase, si el grupo de trabajo lo considera necesario, se pasa a la captura y retirada del ejemplar.

Tras el último ataque causado por Cachou, aumentan las discrepancias entre la Administración y los grupos ecologistas en torno al futuro de los osos Goiat y Cachou. La introducción de estos dos animales en el Pirineo catalán forma parte del proyecto europeo PirosLife, que tiene como objetivo implementar una serie de acciones para consolidar el futuro del oso pardo en el Pirineo, pudiendo incluso ser replicables en el resto de zonas de la Unión Europea.

El problema reside en las quejas recibidas por parte de diversos ganaderos que han visto amenazados sus rebaños por la presencia de estos dos osos. Justamente, una de las misiones del proyecto de PirosLife es garantizar la convivencia entre el oso y los trabajadores con animales, proponiendo planes de acción para conseguir que no exista ningún riesgo de ataque a la ganadería y la apicultura.

Según informan desde EQUO Catalunya, un partido político verde que defiende la sostenibilidad, la democracia participativa, la justicia social, la equidad y los Derechos Humanos, el proyecto de PirosLife está alcanzando sus objetivos, por lo que no se entiende la voluntad de expulsar a estos dos osos por parte de la Generalitat de Catalunya y del gobierno aranés. Desde la introducción de Goiat el número de ataques se ha ido reduciendo. El animal se ha adaptado a su nuevo hábitat y su número de ataques se ha reducido un 70% con respecto al año 2018 (datos de IPCENA).

Por tanto, según el partido político los planes de prevención de ataques por parte de estos osos están funcionando. Además, EQUO Catalunya dice que “la Generalitat está acusando al animal de oso peligroso sin que existan unos datos reales que precipiten su expulsión del Pirineo catalán”.

En una nota de prensa publicada desde EQUO Catalunya se pide:

  • Qué no se extraiga ninguno de los osos y que se siga fomentando su reintroducción y conservación en el Pirineo.
  • Qué todas la administraciones involucradas, autonómicas (Generalitat, Gobierno de Aragón, Gobierno de la Comunidad Foral de Navarra), locales y comarcales y nacional (Ministerio de Transición Energética), que rechacen la propuesta de expulsión del oso.
  • Qué se incrementen las acciones previstas por el proyecto PirosLife y por el protocolo de 2018 para mejorar el hábitat de los osos y que se evite así el número de ataques a la ganadería.
  • Qué se incrementen también las acciones previstas para proteger a la ganadería, con el fin que tanto los osos como la ganadería puedan convivir en el Pirineo.

Otras entidades, como la asociación ecologista Ipcena también se ha mostrado en contra de la petición del Consejo General de Arán enviando una carta a la ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, en la que piden que se rechace la expulsión de los osos del Pirineo. La asociación confía en que estos animales pueden enmendar su conducta mediante el protocolo para evitar sus ataques a los ganados.

El principal problema reside en la debilidad de Goiat y Cachou por el ganado equino, un tipo de animal que dificulta mucho las tareas de prevención. Los potros y las yeguas no pueden concentrarse en una misma zona, como sucede con el ganado ovino y bovino, por lo que los equinos están indefensos ante los ataques de los osos.

Según publica la Agencia Catalana de Noticias, el gobierno aranés quiere la “retirada de los osos conflictivos” y lamenta “estar atados por los protocolos”. El consejero de Territorio, Paisaje y Gestión ambiental, Francisco Bruna ha afirmado que “no ha recibido ninguna llamada del gobierno de Catalunya por esta situación”.

Francisco Bruna también ha avanzado que el 8 de octubre se hará una reunión con el Secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, para tratar este conflicto. A la reunión asistirán todas las administraciones implicadas en la temática de Cachou y Goiat, en dicha reunión se tendrá que dictaminar una decisión final sobre el futuro de estos dos animales.

“La implicación de los ciudadanos es fundamental en la lucha contra el maltrato animal”

Cristina Bécares es abogada, con un Máster en Derecho Animal con despachos en Barcelona y Tarrasa, sede de la comisión local de Derechos de los Animales del Colegio de Abogados que ayudó a fundar. Ha participado con éxito en numerosos casos por toda España, el último se ha saldado con pena de prisión para el asesino de Benito en Bilbao.

¿Qué valoración hace de la sentencia del caso Benito, el perro asesinado después de haber sido adoptado en Bilbao?

Positiva a grandes rasgos. Aun así, la frialdad y tranquilidad en la exposición de los hechos por parte del – actualmente – condenado, y el hecho que él mismo reconociera haber golpeado al perro en reiteradas ocasiones antes del estrangulamiento, motivó que desde APA SOS Bilbao – acusación particular – solicitásemos condena por delito continuado de maltrato animal y una pena de prisión de 22 meses.

La Juez ha considerado que se trata de un solo delito de maltrato animal con resultado de muerte, y la condena impuesta ha sido de 11 meses de prisión y 28 meses de inhabilitación especial para la tenencia de animales, así como para ejercer profesiones, oficios o comercio relacionados con animales.

Respecto a la responsabilidad civil, desde APA SOS Bilbao solicitábamos una indemnización por los daños morales ocasionados de 4.000 euros, la Sentencia ha acordado fijarla en 200 euros más intereses. Desde el despacho ANIMALEX – primer despacho especializado en Derecho Animal en el territorio nacional – consideramos que aún queda mucho trabajo por hacer en materia de daños morales en el ámbito del derecho animal.

¿Qué conclusiones extraería del caso para prevenir que se repita?

En mi opinión, es importante la formación y educación en materia de tenencia animal. Educar desde pequeños a empatizar y tener respeto por el resto de animales, y concienciar a la ciudadanía de la necesidad de seguir denunciando casos de maltrato y abandono de animales.

Cada vez somos más los abogados animalistas. ¿Qué determina que un delito de maltrato animal se castigue con cárcel, con una multa o se celebra como un evento «cultural»?

En nuestro Código Penal, el maltrato animal se castiga como delito o delito leve, dependiendo de la gravedad de los hechos. Las penas por delitos leves de maltrato no suponen pena de prisión, sino que están castigadas con multas que van desde el mes hasta los seis meses. En cambio, aquellos hechos que puedan ser considerados como delito de maltrato, sí prevén una pena de prisión mínima de tres meses y un día. Por otra parte, el Código Penal castiga el maltrato injustificado, es decir, deja fuera de protección cualquier tipo de “maltrato justificado”, donde se incluyen los festejos públicos, fiestas u otros eventos “culturales”, como serían las corridas de toros o los correbous, entre otros.

¿Qué nota pondrías en general a la judicatura española en materia de derechos de los animales?

No me aventuro a dar una nota genérica a toda la judicatura, creo que poco a poco hay resoluciones que visibilizar la sensibilización hacia los animales y la necesidad de protección, mientras que de otras aún podemos extraer frases y argumentos que, en mi opinión, muestran que aún queda mucha faena por hacer y recorrido por recorrer.

¿Y al legislativo?

En los últimos años hemos vivido y estamos viviendo diferentes modificaciones legislativas, tanto en el ámbito penal como en el ámbito administrativo.

Con la última modificación del Código Penal se dotó de protección a todos los animales, a excepción de los que viven en estado salvaje y se incluyó el delito de explotación sexual, entre otras modificaciones. Considero que dichos cambios contribuyen a pequeños avances en materia de protección animal, pero que con el tiempo estamos viendo que aún necesitan un mayor compromiso del poder legislativo, por ejemplo, el caso en el que una persona maltrataba a un jabalí en una acequia, en Lleida, no podía prosperar en la vía penal porque se trataba de un animal salvaje. O, fijar qué consideramos, a efectos penales, por explotación sexual hacia animales para poder condenar.

A nivel administrativo, estamos viendo como poco a poco los Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas van actualizando las ordenanzas municipales para adaptarlas a las nuevas necesidades sociales. A nivel local, por ejemplo, muchos Ayuntamientos empiezan a establecer obligaciones a los propietarios de animales de compañía para garantizar unos estándares mínimos de bienestar animal, se incluye la regulación de las colonias de gatos, del tratamiento que debe darse a los gatos ferales, etc.

Por lo tanto, a nivel legislativo poco a poco vamos progresando, y gracias al compromiso de asociaciones, particulares y algunos políticos, vamos haciendo camino.

¿Y al ejecutivo?

Es una pregunta complicada ahora mismo. Hay partidos que han sorprendido a muchas personas por sus políticas en pro de los animales en los últimos tiempos, y partidos que desconozco la problemática real que nos plantearán a corto o medio plazo.

A nivel local, por ejemplo, desde la Comisión de Derecho Animal del Ilustre Colegio de Abogados de Terrassa, hemos enviado un listado con propuestas a todas las formaciones políticas que se presentarán a las elecciones en Terrassa.

La idea es que todos los partidos las puedan incluir en sus programas, que adquieran compromisos tendentes a mejorar el bienestar animal. Ahora toca esperar a ver qué partidos las incluyen y, en caso de incluirlas, quienes contribuirán a llevarlas a cabo, no relegándolas sólo a propuestas en fase de campaña electoral.

¿Haría bien una ley de mínimos a nivel nacional?

Una Ley de mínimos a nivel estatal en materia de protección animal sí, una Ley a nivel estatal en materia de protección animal, no. Actualmente, existen tantas normativas de protección animal como comunidades y ciudades autónomas. Esta variedad normativa comporta inseguridad jurídica al ciudadano, toda vez que situaciones que pueden estar prohibidas en una Comunidad Autónoma, pueden estar permitidas en otras. Del mismo modo, hay Comunidades Autónomas que prevén medidas accesorias en caso de imponer sanciones, mientras que otras no prevén ninguna medida, de forma que, por ejemplo, una persona puede maltratar a un animal y no tener una medida accesoria de prohibición de tenencia o adquisición de animales.

Establecer una Ley estatal de mínimos, garantizaría que todas las comunidades autónomas tienen unos estándares básicos garantizados, de manera que todo animal gozaría de la misma protección independientemente de la comunidad donde residiera o estuviera.

¿Qué debería incluir?

Empezaría el listado y tardaría horas en terminar, pero como nos planteamos una ley de mínimos, empezaría por garantizar estándares mínimos de bienestar animal para todos aquellos animales que son o puedes ser considerados animales domésticos y de compañía. Considero necesaria la definición del gato feral a nivel estatal, la regulación de las colonias de gatos, la protección a todos los perros, independientemente del uso que en ocasiones se les pueda dar. La inclusión, dentro de la esfera de protección, de animales exóticos o que podían ser considerados salvajes, cuando éstos están bajo la protección del ser humano o en contacto con éste.

Establecer medidas accesorias de prohibición de tenencia, de adquisición u otras inhabilitaciones.

¿Los ciudadanos y las protectoras denunciamos el maltrato animal?

Por suerte, cada vez son más visibles los casos de maltrato animal, ello es gracias a la colaboración de ciudadanos y protectoras. Ahora bien, aún son muchos los casos que no se denuncian por miedo a represalias, por falta de recursos o por normalización de la situación.

¿Cuándo denunciamos lo hacemos bien?

Habría que mirar caso por caso, pero por norma general sí, ya que lo importante es denunciar para que se lleve a cabo la investigación oportuna, ya sea en la vía penal o administrativa.

¿Qué elementos no deben faltar en una denuncia para iniciar un camino de éxito?

Es importante facilitar toda la información de la que dispongamos, lugar de los hechos, fecha y hora aproximada, datos que sepamos de la o las personas implicadas, del tipo y número de animales, y pruebas, por mínimas que sean.

¿La justicia es gratuita en caso de denunciar un caso de maltrato animal?

En vía administrativa, el ciudadano o la asociación, puede optar únicamente por presentar la denuncia ante la administración competente, sin ningún coste.

En vía penal, un particular puede denunciar casos de maltrato animal ante las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado o en el juzgado de guardia sin ningún coste. Recordemos que si se está produciendo un caso de maltrato animal podemos llamar a la policía y solicitar que se personen en ese lugar en concreto.

Si posteriormente nos queremos personar en el procedimiento judicial, podremos hacerlo como acusación particular si somos los directamente perjudicados o como acusación popular en otros supuestos.

Como acusación, en ambos casos, habrá que sufragar los gastos de abogado y procurador. Ellos son los profesionales que se encargarán de llevar la defensa de los intereses de esa persona o asociación y consecuentemente dirigir acusación (solicitar práctica de pruebas, seguir el procedimiento, acusar y seguir la fase de juicio oral y posterior ejecución de sentencia), independientemente de la postura adoptada por el Ministerio Fiscal, con quien pueden o no coincidir en cuanto a petición de pruebas y de condena.

¿Son los abogados la profesión del ámbito jurídico que tiene las pilas más puestas?

Depende de cada profesional y no de cada ámbito. Cada vez somos más los abogados animalistas que nos dejamos la piel en defender y garantizar la protección de los animales. Del mismo modo que también destacan muchos y muchas Fiscales y Jueces que en sus plazas están realizando acciones que contribuyen a avanzar en los progresos que se están haciendo a nivel judicial.

¿Qué caso de los que has llevado te ha producido mayor satisfacción?

Recuerdo un juicio que llevé a cabo desde el despacho ANIMALEX, en el que solicitábamos que se condenara a un cazador como autor de un delito de maltrato animal y de una falta de abandono de animales, los hechos ocurrieron poco antes de la modificación del Código Penal, por lo que el abandono de animales era considerado falta y no delito leve, como ocurre ahora.

La perra había sido adquirida por el condenado para la caza, resultando gravemente herida y abandonada, precisamente al término de la temporada.

Fue un juicio que, en sala, duró algo más de dos horas y media. La Sentencia consideró que quedaban probados los hechos que la asociación había denunciado y le condenó como autor de un delito de maltrato animal, a la pena de siete meses de prisión, inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio relacionado con los animales por tiempo de un año y nueve meses; y como autor de una falta de abandono animal, con pena de 40 días de multa a razón de seis euros de cuota diaria, a lo cual se le añadieron tanto los gastos ocasionados a la asociación en cuanto a veterinarios y las costas procesales, es decir, los costes de los abogados y procuradores que intervinimos en el procedimiento.

 ¿Cuál te ha frustrado más?

Me frustran aquellos expedientes en los que no has llegado a tiempo para evitar el incremento de sufrimiento del animal, o aquellos en los que ves que con la ley actual no puedes hacer mucho más.

Has sido ponente en las Jornadas Felinas Andaluzas ¿Qué tal la experiencia?

Muy positiva, no sé qué pensarán las personas que estaban allí, pero para mi muy positiva. Fue una intervención muy cortita, me quedé con ganas de mucho más.

Lo importante es que creo que quedó claro que los Ayuntamientos pueden hacer más de lo que muchos hacen, ya que la normativa actual les permite regular sobre aspectos que algunos no ven claro.

Pienso que es importante que se sigan llevando a cabo Jornadas como ésta y que las asociaciones animalistas estén activas en el día a día de la agenda política.

Animales en los videojuegos: mil maneras de matar

Es importante apelar a la responsabilidad de las desarrolladoras de videojuegos para que incluyan planteamientos que tengan en cuenta la ética animal. En muchos casos se glorifica la violencia y la carne como premio y se representa a los animales no humanos bajo la premisa de que están a nuestra entera disposición.

Los videojuegos están en la picota. Mientras en Canarias los introducen en las aulas para aprender a jugar de forma responsable, aunque los videojuegos escogidos no sean los más educativos (Donald Trump los responsabiliza de los recientes tiroteos en Texas y Ohio). La industria se le echa encima: si en lo que va de año Estados Unidos lleva más de 250 tiroteos masivos y en la Unión Europea la cifra tiende a cero, la culpa la tienen las armas y su fácil acceso, no los videojuegos.

El videojuego, entendido como una expresión cultural comparable a la literatura, la música o el cine, ha sido sistemáticamente ignorado por los medios de comunicación generalistas. Un ejemplo sencillo: es fácil encontrar en los periódicos secciones llamadas Cartelera o Televisión, donde se puede consultar qué programas echan en la tele o que películas se estrenan. Todavía no hay ni rastro sobre videojuegos y, sin embargo, crece año tras año la difusión masiva de estos y sus cifras de negocio -138.000 millones de dólares en 2018, el doble que las industria del cine y la música juntas.

Así, si 16,8 millones de españoles juegan habitualmente según el Anuario de 2018 de la Asociación Española de Videojuegos, resulta interesante analizar cómo se representan los animales no humanos en los videojuegos, especialmente en aquellos que tienen mayor difusión. En videojuegos como Terraria -más de 27 millones de copias vendidas-, The Legend of Zelda Breath of the Wild -16 millones-, Super Mario Odyssey -15 millones-, Horizon Zero Dawn -10 millones-, Don’t Starve Together -7,5 millones-, Battlefield 1 -4 millones-, todos ellos top ventas de Nintendo Switch, PlayStation 4, Xbox One y PC, aparecen en total más de 250 animales no humanos. Pero, ¿Cuál es su rol?, ¿Qué interacción podemos tener con ellos?, ¿Qué obtenemos a cambio de esa interacción?

En primer lugar, conviene subrayar que prácticamente la totalidad de estos animales se representan supeditados a la especie humana, en una concepción genesíaca -para nuestro uso y disfrute- que sigue punto por punto la pirámide de la consideración moral especista. Así, los perros y gatos son más importantes para nosotros que los mal llamados animales de granja, la mayoría mamíferos, y a su vez, éstos son más importantes que las aves, los peces, los anfibios, los reptiles, los artrópodos, los moluscos y los cnidarios.

Además, las diferencias sobre nuestra consideración moral entre los animales domesticados y en libertad es considerable e igualmente arbitraria. De este modo, las desarrolladoras de videojuegos blindan contra ciertos abusos a los animales que se encuentran en la parte alta de la pirámide -dado su estatus de utilidad para los humanos- mientras que los demás son, mayoritariamente, meras máquinas expendedoras de carne, piel, plumas, cuernos, escamas, huevos, etc., la violencia contra los cuales no es que necesite ningún tipo de justificación, sino que se premia.

Pirámide especista de Lluís Freixes Carbonell

Pirámide especista de Lluís Freixes Carbonell

En este sentido, las desarrolladoras de videojuegos diseñan abusos de todo tipo. De los más de 250 animales no humanos que aparecen en los videojuegos citados, cerca de 150 se pueden matar. Es más, se les puede cortar y golpear con armas como espadas, hachas, garrotes, hoces y horcas; se les puede atravesar con lanzas, flechas y cerbatanas; se les puede electrocutar, envenenar, quemar, congelar, petrificar y bombardear; se les puede lanzar todo tipo de objetos pesados de materiales muy diversos; se pueden aplastar saltándoles encima y se les puede disparar con todo tipo de pistolas, metralletas y misiles. En síntesis, los videojuegos permiten herir prácticamente de cualquier manera imaginable a los animales no humanos hasta causarles la muerte.

Éstos también son víctimas de sintagmas procedurales especistas: «atrapar/coleccionar/vender» o «atrapar/cocinar/consumir». Es decir, la finalidad de muchos de los animales no humanos que aparecen en los videojuegos no es otra que la de ser cocinados o vendidos. Las recompensas que recibimos al matar a los otros animales es, casi siempre, su carne o partes del animal: cuernos, pieles, plumas, etc. Mientras los primeros «premios» se cocinan o se comen crudos para recuperar puntos de vida, los segundos generalmente se usan para confeccionar armas, armaduras y todo tipo de objetos.

Estos videojuegos de plataformas, acción y aventuras transmiten una serie de valores como la superación, la paciencia y la valentía, todos ellos ingredientes fundamentales para una experiencia de juego satisfactoria. No se cuestiona en ningún caso la jugabilidad de estos -que es, a todas luces, excelente- sino que los valores intrínsecos a la experiencia de juego vienen cargados de una serie de mensajes especistas que conviene analizar por separado para dar respuesta a la pregunta clave: ¿Cómo contribuye esta representación a perpetuar el discurso especista?

La respuesta parece evidente: a través de la normalización de prácticas aberrantes para el interés de los animales no humanos, como la caza, la pesca, la doma y montura o la cocina omnívora.

En primer lugar, las decenas de maneras cazar y pescar, previamente autorizadas por los programadores y algunas incluso creativamente retorcidas, normalizan la sensación de dominación absoluta hacia los demás animales. Se glorifica la violencia y la carne como premio y se los representa bajo la premisa de que están a nuestra entera disposición para comérnoslos y hacerles lo que creamos oportuno, perpetuando así, a través del juego, uno de los fundamentos más arraigados del especismo.

En segundo lugar, vía la normalización y perpetuación de la doma. Si bien la domesticación de los caballos y las otras monturas no conlleva necesariamente su muerte, es una práctica terrible desde el punto de vista del sufrimiento animal y la supeditación especista a nuestros intereses de los animales que hacen de montura.

En tercer lugar, explotando una concepción profundamente egoísta de los animales no humanos como compañeros. Cabe decir, sin embargo, que en muchos videojuegos el mascotismo se distorsiona hasta tal extremo que la supeditación es tan brutal que a los animales no humanos, más que compañeros, se les puede considerar soldados aliados. Y, aunque mueren muy a menudo (porque los exponemos a luchas constantemente), el protagonista se muestra impasible y no transmite ninguna señal de empatía o tristeza.

Así pues, analizando la representación especista de los animales no humanos en los videojuegos (puede cambiarse aquí «especista» por «machista», «racista», «homófoba», etc.), uno se pregunta qué podrían hacer las desarrolladoras de videojuegos para dotarlos de una perspectiva más justa, más inclusiva, menos violenta.

En el plano antiespecista, hay algunos tímidos avances, incluso en videojuegos de difusión masiva. Por ejemplo, en Uncharted 4: A Thief’s End –más de 15 millones de ventas–, cuando apuntamos con la mirilla del arma a un animal no humano el gatillo no responde y este no se puede matar. En Don’t Starve Together -un videojuego indie con más de 7,5 millones de ventas-, al matar a ciertos animales el videojuego nos otorga unos «puntos de malicia» y, al llegar a determinado tope, aparece un personaje que nos roba.

En el primer caso optaron por la censura, pero en el segundo apostaron por un sistema de castigo que se integra en la jugabilidad del videojuego. Y es que darle una vuelta de tuerca a los planteamientos violentos embellece la creatividad y la experiencia de juego. Por ejemplo, en el videojuego de ajedrez Three-player chess una tercera persona tiene el control exclusivo de los peones de los dos jugadores «clásicos». Su función es evitar, moviendo los peones, que uno de estos jugadores (que controlan los alfiles, caballos, torres y monarcas) consiga matar una ficha del otro. La alegoría marcial del ajedrez se convierte en una versión pacifista del juego porque, si pasan veinte turnos y no ha muerto ninguna ficha, se declara «victoria de la paz» -el tercer jugador- y termina la partida.

Otra opción que se plantea a las desarrolladoras es la posibilidad de que dejen escoger al jugador o jugadora si quieren o no quieren ser especistas. Esto da lugar a los ‘vegan-runs’ del aclamado videojuego indie Undertale -completar la historia con el reto añadido de no matar ningún animal-. En cualquier caso, en lo que refiere a incorporar una perspectiva que tenga en cuenta la ética animal en los videojuegos, todavía hay muchas vías lúdicas, creativas y antiespecistas por explorar.

Por lo tanto, sería conveniente invitar y animar a las desarrolladoras de estos productos comerciales, obras de arte, objetos de estudio y pasatiempos a incorporar elementos y valores animalistas en los videojuegos. Es importante apelar a la responsabilidad de estas personas dada la difusión masiva de los videojuegos, especialmente entre los más jóvenes.

Lluís Freixes Carbonell

Publicado en el Caballo de Nietzsche de eldiario.es

Un empleado del Metro de Málaga prohíbe el acceso a una mujer junto a su perra

Los ciudadanos con animales de compañía de Málaga muestran su malestar después de que el pasado 27 de agosto un empleado del metro de la ciudad andaluza no permitiera el acceso a una mujer junto a su perro a pesar de que estos cumplían con todos los requisitos propios de la ordenanza.

Sofía Tkach fue la víctima de este desafortunado episodio. Sofía es una mujer rusa residente en España desde hace más de veinte años. Directora de la Televisión SV Málaga, blogger y youtuber con más de 100 mil seguidores en las redes sociales. Ciudadana de Málaga animalista y reportera en televisión en noticias del mundo animal.

Sofía nos explica cómo sucedieron los hechos en el metro de Málaga: “Iba con nuestra sheltie, llamada Boni Gilda, como invitados para inaugurar una tienda nueva de alimentos perrunos cuando un empleado del metro no nos dejó entrar. Cumplíamos todos los requisitos que se exponen en la ordenanza pero el chico nos prohibió el acceso”.

El Área de Sostenibilidad Medioambiental del Ayuntamiento de Málaga modificó en 2016 su ordenanza de “Tenencia de Animales de Compañía y Animales Potencialmente Peligrosos” para incluir nuevos proyectos que beneficiarían a los ciudadanos y sus mascotas, entre ellos su inclusión en el transporte público de la ciudad malagueña.

Así, la nueva ordenanza especifica que se permite el acceso al metro con pequeños animales domésticos (perros, gatos, pájaros, roedores, etc.) siempre que vayan transportados en receptáculos idóneos y no resulten peligrosos ni molestos por su forma, volumen, ruido y olor para el resto de los usuarios. Además, concreta que el propio personal del Metro de Málaga será quien valore, según su prudencial criterio, el peligro o molestia que suponga en cada caso el animal o su receptáculo de transporte cumpliendo siempre con las siguientes indicaciones:

-El peso del animal será de 10 kg como máximo.

-Queda prohibido el acceso de animales considerados exóticos (reptiles, arañas, insectos, etc.).

-Queda prohibido el acceso de perros de raza potencialmente peligrosa.

-La persona que acompañe al animal será la única responsable del daño que pueda producirse a consecuencia del comportamiento animal.

-Se admitirá un solo animal por viajero, no pudiendo ocupar asiento.

-Metro de Málaga se reserva la posibilidad de limitar la admisión de animales domésticos en momentos de gran aglomeración de personas (eventos deportivos, fiestas, servicios especiales, etc.).

Sofía nos comenta que ella cumplía absolutamente con todos los requisitos que exige la ordenanza del Metro de Málaga: “Boni Gilda pesa menos de 5 kg y mide unos 30 cm de tamaño, iba dentro de un transportín de calidad máxima especial para viajes por la ciudad, un medio de transporte para perros pequeños. Además llevaba el pasaporte y la documentación pertinente. Incluso antes de salir de casa miré la página web del Metro de Málaga para asegurarme que cumplía con todos los requisitos”.

Además, la youtuber animalista señala la mala actitud que recibió por parte del empleado del transporte público de Málaga: “Le dije que cumplía con todas las condiciones de la ordenanza y no me hizo caso. Me dijo que el perro no iba a entrar y que si no me gustaba que pusiera una reclamación al Metro, sin darnos una explicación ni ningún motivo por el cual la perra no podía entrar”.

Desde el Metro de Málaga se defienden haciendo referencia a uno de los puntos de la “Tenencia de Animales de Compañía y Animales Potencialmente Peligrosos” en el que se recoge que: “Cualquier empleado del transporte público de Málaga puede prohibir la entrada a cualquier persona con animal de compañía si considera, bajo su criterio, que el animal puede causar alguna molestia al resto de los usuarios o no cumple con los requisitos expuestos en la ordenanza”.

El episodio vivido por Sofía Tkach en el Metro de Málaga es una situación que se ha repetido con más de un usuario malagueño que aun cumpliendo con la normativa vigente de animales de compañía en el metro han visto vetada su entrada. Sofía lanza un mensaje ante esta situación: “Los ciudadanos con perro de Málaga tienen que saber que las normas establecidas en la web oficial del Metro no son verdad. No dejan entrar a perros aunque cumplas los requisitos. Los amantes de los animales de la ciudad tenemos que hacer saber esta situación y compartir el mensaje”.