Una investigación destapa el horror de la caza con perros en España

Las organizaciones de protección animal AnimaNaturalis y CAS Internacional han investigado y compartido el horror que esconden las monterías, una modalidad de caza con perros característica de España. A través de imágenes y videos, las entidades animalistas han compartido el dolor y sufrimiento que viven los animales durante la actividad cinegética.

Entre 2021 y 2023, AnimaNaturalis y CAS Internacional han investigado once monterías de varias provincias de España, un criadero, dos perreras de rehalas y una procesadora de carne de caza. Tras indagar en estas prácticas, las organizaciones de defensa animal han recopilado imágenes muy duras de perros malheridos, apuñalamientos, animales de caza agonizando, cazadores suturando las heridas de sus perros sin supervisión veterinaria, e incluso el uso de medicamentos ilegales.

AnimaNaturalis y CAS han consultado numerosas fuentes oficiales y han podido confirmar que no existe un registro oficial de perros utilizados en la caza. Por tanto, no existen datos concretos de cría y abandono, dos de los principales problemas que atañen a estos animales. Tal y como explican estas dos organizaciones, la Fundación Affinity apunta a la caza como segunda causa de abandono de España, y estima que cerca de 22.000 perros fueron desechados por cazadores en 2021, un 13% del total.

La publicación de esta investigación llega después de que la nueva Ley de Protección Animal española saliera adelante el pasado mes de marzo con la exclusión de los perros de caza. En un principio, estos animales iban a recibir el amparo de la ley, sin embargo, una enmienda presentada por el PSOE los mantuvo como meros objetos y sin ningún tipo de control estatal. Desde entonces, la protección de los perros de caza depende únicamente de las normas autonómicas.

Los perros de caza, los grandes olvidados de la Ley/Pixabay

El horror de la cría

Durante su investigación, AnimaNaturalis y CAS han visitado un criadero que se encontraba en unas condiciones lamentables. Según las organizaciones, los materiales estaban consumidos por el óxido, presentaban agujeros en las placas metálicas, hierros y aristas afiladas en sus espacios. Además, observaron agua en mal estado en los bebederos, así como trozos de pan duro directamente sobre los excrementos.

Para garantizar el éxito de la rehala -el grupo de perros utilizado para la montería-, los cazadores buscan una raza específica de perros. Ese cruce selectivo de canes favorece el desarrollo de enfermedades congénitas sobre las crías, pudiendo reducir la esperanza de vida de los animales. Además, la cría indiscriminada también incrementa los casos de abandono de camadas no deseadas.

El horror de las perreras

En una investigación previa, las entidades de protección animal ya habían observado como una treintena de chelines- lugar donde se alojan los perros de caza- donde los perros vivían en unas condiciones insalubres, expuestos a las inclemencias meteorológicas y, en algunas ocasiones, sin acceso a comida ni agua en buen estado.

En el caso de las rehalas, sus propietarios pueden albergar más de medio centenar de animales en las perreras, ya sea separados unos de otro por jaulas, o bien en grandes naves encadenados al suelo o la pared. Esta realidad la podemos ver patente en algunas de las imágenes compartidas sobre esta investigación.

El horror del transporte

Durante las monterías, las rehalas pueden recorrer largas distancias en carretera. Si participan de más de una montería seguida, los canes pasan la noches en los remolques y furgonetas. Según informan AnimaNaturalis y CAS, el reglamento comunitario establece que el propietario de animales de compañía podrá ir acompañado como máximo de 5 animales salvo en determinadas excepciones, entre las que se incluye la participación en una actividad deportiva. Por tanto, en el caso de las rehalas, no se concreta un número limitado de perros que se puede transportar.

Esta es una situación muy peligrosa para los animales, ya que, al salir de los remolques, los perros se pisotean los unos a los otros sobreexcitados. Las organizaciones aseguran que en cada uno pueden ir más de treinta animales, a veces con las cadenas rodeándoles el cuello directamente sin collar, lo que podría provocar una desgracia en caso de colisión o accidente.

El horror de las lesiones

Tal y como han podido comprobar las organizaciones responsables de esta investigación, todos los perros que participan en una montería tienen el riesgo de sufrir una lesión, sin embargo, los perros de agarre son los más expuestos al peligro, ya que son los responsables de inmovilizar a los animales que persiguen.

AnimaNaturalis y CAS Internacional han contemplado como los propios rehaleros son quienes, en muchas ocasiones, se encargan de suturar las heridas de sus perros o cerrarlas con una grapadora durante la montería. También han observado como se administraba inyecciones y medicamentos a los animales sin la supervisión veterinaria pertinente. Incluso en una ocasión, un rehalero denegó a los activistas de registrar la cura, indicando que estaba suministrando al perro un medicamento ilegal.

Los perros de caza están expuestos a lesiones durante las monterías/Pixabay

#STOPCAZA

Durante esta publicación hemos visto algunos de los horrores destapados por AnimaNaturalis y CAS Internacional a lo largo de su investigación a monterías. Las entidades de protección animal han creado una campaña bajo la etiqueta #STOPCAZA y una página web en la que piden a la población que firme para pedir una mayor protección para los perros usados en la caza. Este es el enlace: www.perrosdecaza.org

A través de este enlace también se pueden observar imágenes y videos destapados por la investigación. Esperemos que las autoridades competentes tomen conciencia del maltrato que sufren los perros de caza y prohíban modalidades tan crueles como la española, una realidad que ya existe en otro países como Dinamarca o Alemania.

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