¿Qué puedo hacer si mi gato no me deja dormir por la noche?

Dormir del tirón y convivir con un gato son dos acciones que pueden ir de la mano, ahora bien, es importante conocer la conducta de estos animales y seguir una serie de recomendaciones.

Durante las últimas semanas, varios lectores de Animalados han mostrado su preocupación ante la imposibilidad de dormir por las noches a causa de la enorme actividad de sus gatos. Saltos, carreras, ataques, maullidos… una serie de conductas que tienen lugar en mitad de la noche y que perjudican el sueño de las personas.

Animalados ha hablado con Ruth Manzanares, especialista en comportamiento felino, para conocer de primera mano el porqué de la actividad nocturna de los gatos, así como para descubrir qué podemos hacer las personas tutoras para conseguir dormir por la noche sin interrupciones.

¿Los gatos son animales nocturnos por naturaleza?

Una de las cuestiones más repetidas por parte de nuestros lectores está relacionada con el alto nivel de actividad que muestran sus gatos por la noche. Tal y como comenta Ruth Manzanares, estos animales “tienen una dualidad que marca su comportamiento: la dualidad cazador-presa”. Es decir, los gatos muestran muchos instintos de cazador y muchos otros de presa.

La especialista en conducta felina detalla que los gatos están “perfectamente adaptados para moverse en condiciones de escasez lumínica o de total ausencia de la luz”. El gran desarrollo de sus sentidos, como el oído o la vista, así como la enorme sensibilidad de vibrisas o bigotes, permite a estos felinos “moverse en condiciones de total oscuridad, ya que detectan los objetos por el cambio de la presión del aire”.

Por tanto, la necesidad de esconderse como presas, así como sus increíbles habilidades para cazar en condiciones de escasa luminosidad hacen que los gatos, de forma natural, se muevan principalmente en horas nocturnas siempre que tengan esta posibilidad. Según Manzanares, esta tendencia a la actividad nocturna “se incrementa en gatos miedosos, gatos en adopción y en individuos con mucha energía por edad o por algún problema de comportamiento”.

“No es imposible convivir con un gato que nos permita dormir”

Así como comentan nuestros lectores, es posible que en momentos puntuales o en ciertos momentos vitales, los gatos pueden generar problemas para poder dormir tranquilamente a sus tutores, pero Ruth Manzanares afirma que “no tiene que ser una situación permanente ni es imposible convivir con un gato que no permita dormir, aunque siempre serán animales que duerman parcialmente por la noche, igual que lo hacen por el día”.

Es importante tener en cuenta que los gatos, de forma natural, no duermen ocho horas seguidas, sino que tienen periodos de diferentes duraciones y de diferentes tipos de sueño a lo largo del día. “Hay que tener en cuenta que nuestros ciclos de sueño actuales tampoco son naturales, sino que son producto de cuestiones culturales y sociales. ¡Las personas tampoco dormíamos las noches completas hace unas pocas décadas!”, exclama la educadora felina.

“Un gato puede dormir entre 12 y 14 horas al día”

La cantidad de horas que duerme un gato dependen de varios factores: la edad, el clima, el carácter o los posibles problemas de comportamiento que tenga. Nuestra entrevistada manifiesta que estos animales, con carácter general, “duermen entre 12 y 14 horas”, aunque “los gatos ancianos duermen más”. Además, existen otros condicionantes que afectan las horas del sueño gatuno como “los hábitos y rutinas, la temperatura o los niveles de estrés”.

¿Qué podemos hacer si nuestro gato no nos deja dormir por las noches?

Para Ruth Manzanares, lo primero de todo es “entender cuál es el origen del problema”. No debe tratarse igual si es un cachorro, que aún no ha adquirido unas rutinas concretas, que, en el caso de un gato adolescente o adulto joven, que tiene un exceso de energía, o si es un gato anciano que puede tener problemas derivados de una patología cognitiva.

La especialista en conducta felina considera que lo más importante es proporcionar al animal ejercicios y entretenimiento suficiente durante el día, enriquecimiento ambiental y reducir el estrés que pueda tener por no mantener una actividad mental y física idónea. Como norma general, Manzanares recomienda preguntar a un especialista en conducta y a tu veterinario si no puedes controlar la actividad nocturna de tu gato con rutinas establecidas.

¿Qué hacemos si trabajamos todo el día y no podemos dar una vida activa al gato?

Ante esta situación, lo primero es tener paciencia. La experta en comportamiento felino explica que los gatos no tienen los ritmos de vida que tenemos las personas y están todo el día solos y casi sin estímulos. “Todos llegamos cansados a casa del trabajo, pero hay que entender la necesidad de compañía y juego que tienen estos animales”.

Manzanares considera que un primer consejo para este tipo de gatos no estimulados es “valorar la posibilidad de tener un compañero gatuno, que sea compatible y se presente adecuadamente para una adecuada convivencia”. Hay que tener en cuenta que, aunque tengamos dos o más gatos en casa, estos seguirán requiriendo atención, pero siempre será más llevadero para ellos.

Si un segundo gato no es posible, hay que intentar que todas sus necesidades de conducta estén satisfechas. “El enriquecimiento ambiental es fundamental, juguetes interactivos, diferentes alturas, rascadores, texturas o juego activo con nuestros gatos son algunas de las medidas que podemos aplicar. Afortunadamente en internet tenemos mucha información sobre todo esto y juegos con tu gato que pueden ayudar a este tipo de personas”.

“Bajo ningún concepto podemos levantar la voz y ser violentos con el gato”

Ruth Manzanares se muestra tajante ante ciertas actitudes y recuerda que bajo ningún concepto podemos perder los nervios y levantar la voz o manipular bruscamente o mucho menos ser violento con el gato si no nos deja dormir por la noche. Para la especialista, “este tipo de acciones puede tener graves consecuencias en la confianza de nuestro gato y generar nuevos problemas de convivencia”.

Otra medida que no suele funcionar es encerrarlos. A veces supone una solución temporal, pero “suele ser una acción que empeora el problema, ya que aumenta el estrés y el malestar del gato, lo que no hace esté equilibrado y nos deje descansar”, añade. Y es que, aunque pensamos que estos animales son independientes, la mayor parte de ellos tienen un importante vínculo con sus tutores.

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