“En los animales se han buscado patrones ideales de comportamiento”

Sara del Hoyo Mazas es Doctora en Historia del Arte y experta en patrimonio histórico y territorial. Hay dos cosas, al menos, que mantenemos desde que vivíamos en las cavernas: hacer arte y convivir con animales o viceversa. Animalística es el nombre que la profesora le ha dado a al curso donde repasa a lo largo de la historia la representación artística de los animales.

¿El arte habla de nosotros tanto como nuestra manera de tratar a los animales?

Por supuesto, pero no sólo de los animales, sino de todo cuanto nos rodea, animado o inanimado (personas, edificios, paisajes…). Ocuparnos de un tema como este no sólo tiene que ver con el deseo de saber del pasado, sino de nuestro interés por explicarnos lo que somos o lo que aspiramos a ser.

¿Cómo cree que la representación de animales en el arte ha evolucionado a lo largo de la historia?

El arte es una de las manifestaciones más genuinamente humanas, forma parte de la cultura y, por lo tanto, corre pareja al desarrollo del propio ser humano a lo largo de los siglos. Por lo tanto, no deja de ser más que un espejo. El reto consiste en estar dispuestos a y de ser capaces de preguntar y de responder acerca de lo que vemos en él.

«El arte prehistórico es el arte animalista por excelencia»

¿Qué papel desempeñaron los animales en las culturas prehistóricas según las obras de arte encontradas?

Existen muchas teorías interpretativas al respecto: totemismo, magia, chamanismo…, por cuanto aún quedan interrogantes por resolver. Pero acerca de lo que no hay discusión posible es que el arte prehistórico es el arte animalista por excelencia. En ningún otro periodo de nuestra Historia, los animales han protagonizado tantas obras y de tantísima calidad.

¿Cuál es su opinión sobre la relación entre el poder y la mitología en las representaciones artísticas antiguas que incluyen animales?

Me parece fascinante, por un motivo fundamental: porque conecta a vivos, muertos y dioses y los descubre en un mismo plano de realidad. Pensemos, por ejemplo, en los frisos monumentales del altar de Pérgamo, dedicado a la diosa Atenea y una de las obras maestras de la escultura griega de época helenística (hacia 180-159 a.C.). Algunos de ellos representan la Gigantomaquia o lucha entre dioses y gigantes en la que fue fundamental la participación de mortales y de animales.

¿Qué simbolismo atribuían las culturas medievales a ciertos animales en sus obras de arte?

El imaginario zoológico de este momento es desbordante, de ahí la cuantiosa bibliografía que existe al respecto. Pero de todas las cuestiones de las que podríamos hablar, a mí hay una que me resulta especialmente interesante: la de este imaginario zoológico como un espejo en el que el hombre y la mujer medieval buscaban bien patrones ideales de comportamiento, bien contramodelos, especialmente si entre unos y otros existían similitudes anatómicas. Por ejemplo, el mono ha sido considerado siempre, por el arte cristiano occidental, en términos negativos, precisamente porque parece una especie de caricatura humana; los bestiarios medievales lo asociaron con la figura del diablo y del mal.

«En la Edad Moderna la imagen de los animales es un complemento decorativo y una herramienta de comprensión»

¿Cómo se reflejaba la imitación de la naturaleza en el arte durante la Edad Moderna?

En este momento, se va un paso más allá: los animales importan desde el punto de vista científico. Una buena muestra de ello son los libros europeos de historia natural de los siglos XVI y XVII, en los que se unen dos ramas del saber en apariencia distantes: el arte y la zoología. La imagen de los animales va a ser no sólo un complemento decorativo sino una herramienta de comprensión, para lo cual se precisa que las representaciones sean lo más fieles posible de lo que existe.

¿Qué opina sobre la humanización de los animales en el arte contemporáneo? ¿Cree que es una forma efectiva de transmitir mensajes?

Cuando nos enfrentamos a una obra de arte se establece una comunicación silenciosa. Utilizar ese canal puede ser una forma poderosa de transmitir mensajes acerca de nuestra forma de estar en el mundo, siempre y cuando se haga desde el respeto, la empatía y la consideración de las complejas realidades de los diferentes seres vivos, no desde la trivialización o la simplificación. Yo creo en el arte como un medio para hacernos mejores -en el sentido de buenos, convenientes, no de superiores-; si nos facilita que nos cuestionemos nuestra propia relación con ellos, bienvenido sea.

¿Cuál es su obra de arte favorita que representa animales y por qué?

¿Sólo una? ¡Qué difícil! Pues voy a escoger el conjunto de pinturas murales de la tumba de Nebamun, originalmente en la necrópolis de Tebas y actualmente custodiadas en el British Museum de Londres. La obra “Jardín occidental” muestra el Más Allá, una suerte de oasis paradisiaco, y a la diosa del cielo, Nut, quien se encargaría de recibir al funcionario de la XVIII Dinastía de Egipto (hacia 1575-1295 a.C.). Esta escena en concreto, de una gran sencillez y belleza, me transmite una serenidad como pocas.

¿Cómo influyeron las creencias religiosas en la representación artística de animales?

Todas ellas han moldeado profundamente el arte, en general. Centrando la atención en los animales, es también una cuestión determinante, en el sentido de que algunas de ellas han limitado mucho la utilización de estas imágenes. Es el caso del islam, por ejemplo, en cuyas manifestaciones artísticas muy raramente se emplea la representación figurativa de personas o animales, primando los elementos geométricos y vegetales.

«En el arte, tanto animales salvajes como domésticos se instrumentalizan para exteriorizar mensajes» 

¿Qué diferencias encuentra entre la fauna salvaje y los animales domésticos en el arte?

En común mantienen que unos y otros se instrumentalizan para exteriorizar mensajes; quien contemple esas obras debe ser capaz de identificarlos y de leerlos. Las diferencias radican, más bien, en su significado, un significado que, de hecho, está muy en relación con el carácter que se le atribuye en la realidad al animal. El perro es la fidelidad, mientras que el león/la leona es la protección y así un largo etcétera. Pero hay que hacer una apreciación: los animales en las diferentes culturas pueden tener significaciones dispares y algunos considerados maléficos o negativos en unas pueden resultar lo contrario en otras, por ejemplo, la serpiente puede ser el pecado y, al mismo tiempo, símbolo de vida.

¿Cuál es el animal más recurrente en las obras de arte que ha estudiado?

La verdad es que no hay uno solo; depende de los periodos, de los espacios y de las culturas. Ciervas y caballos en el arte parietal Paleolítico de la región Cantábrica, los gatos en Egipto, los toros en el arte aqueménida persa o en el arte de los íberos son algunos ejemplos de los muchos que se podrían poner.

¿Qué opina sobre la inclusión de animales fantásticos en el arte? ¿Qué significados podrían tener?

El arte ha sido y es una manera de enfrentarse al mundo, de comprenderlo, de interactuar con él, de tratar de controlarlo e, incluso, de transformarlo. Cuando digo mundo me refiero al que se ve y al que no se ve. La capacidad del ser humano para utilizar símbolos, es decir, signos que representen una realidad abstracta, explica la creación de estos animales fantásticos. A fin de cuentas, el objetivo fundamental es transmitir un determinado mensaje que enseñe y que moralice.

¿Cómo cree que la relación entre humanos y animales en el arte se compara con la realidad cotidiana?

Yo creo que existen dos niveles de lectura. Por un lado, es cierto que los artistas pueden reflejar en sus obras aspectos de la realidad cotidiana en su relación con los animales, por ejemplo, en una escena de ocio como podía ser la caza. Pero, por otro, también van más allá de ella, en el sentido de explorar ideas, emociones y posibilidades que pueden no ser reales el caso de “El planeta de los simios”, en el séptimo arte.

¿Cuál es la obra de arte más impactante que ha visto relacionada con animales?

No hay una que me turbe, ¡hay varias! Todas las que forman parte de la serie “Natural History” del artista británico Damien Hirst: los cuerpos de diferentes animales suspendidos en formol en vitrinas transparentes. Por si fueran poco las obras en sí, tienen detrás todo un relato económico de cifras multimillonarias que me sobrecogen. Pero os podría decir otros ejemplos más…

“El arte que representa animales nos hace reflexionar acerca de nuestras formas de estar en el mundo”

¿Cómo cree que el arte contemporáneo sigue explorando la relación entre humanos y animales?

De muchas maneras, puesto que numerosas son también las formas en las que percibimos y nos relacionamos con el mundo natural, en general (¿cuáles son las fronteras entre humanos y animales?, ¿cómo interactuamos con ellos?, ¿qué hay de la biodiversidad, de los ecosistemas y qué pasa con el cambio climático?, etcétera. El arte contemporáneo no deja de ser un espacio para reflexionar y para cuestionar la realidad.

¿Qué destacaría del proceso de documentación que ha seguido para preparar Animalística?

Fundamentalmente que el tema en cuestión es amplísimo y desborda la propia Historia del Arte, siendo necesario recurrir al apoyo de muchas otras disciplinas (antropología, filosofía…) sin las cuales nuestra lectura del pasado estaría incompleta.

¿Qué aporta el curso a los estudiantes y quiénes pueden estar interesados?

El curso, que puede seguirse a través de la UNED, ofrece una visión diferente de la Historia del Arte en el sentido de que, tomando como excusa el tema de los animales, recorre transversalmente los siglos para hacernos reflexionar acerca de nuestras formas de estar en el mundo. Ese es, sin duda, el perfil del alumnado: personas con ganas de aprender, de preguntarse y de compartir doce horas de su precioso tiempo en una actividad formativa de manera distendida.

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