Adoptar a un perro adulto compensa

 

Xavi Guzmán es miembro de un tándem muy especial y al mismo tiempo muy normal. Son especiales por que su amor a los animales condiciona sus vacaciones, su estilo de vida e incluso la profesión de la otra mitad del par. Rat Roca dejó su carrera en la hostelería para formarse y trabajar como fisioterapeuta de perros. Son normales por que hacen de su día a día y del disfrute de sus compañeras caninas una cosa muy natural. Nos dan una lección involuntaria de lo que debe ser el vínculo humano-animal con cada gesto, con el respeto, la sinceridad, la amabilidad y la alegría de alguien que incorporó a nuevos miembros de su familia lejos de los estereotipos.

Es última hora de la noche y, como de costumbre, después de cenar me siento en el suelo junto al sofá. Inmediatamente Arca se sienta a mi lado, en contacto conmigo. Debo confesar que para mí este es el mejor momento del día. Me produce una inmensa sensación de paz, me relaja y en su caso también me parece un merecido acto de justicia. Justicia por todos los años que Arca ha pasado en una jaula sin más atención que la del cuidador cuando la hacía salir al patio para limpiar o darle de comer. Al ser una perra adulta, sus posibilidades de adopción eran muy bajas, era una de esas perras “invisibles” que no suelen destacar cuando los adoptantes o voluntarios visitan los refugios porque por su edad avanzada no pueden competir con un cachorro o un perro joven. Si a eso le sumamos que Arca es negra, aunque pueda sorprender, su probabilidad de adopción aún se reduce más.

Las pocas ocasiones en las que un adoptante da una oportunidad a una perra como Arca suelen descarrilar tras el paseo de prueba, en el que su emoción se ve traicionada por un cuerpo que no les permite mostrarla en todo su esplendor. En la mayoría de casos el intento acaba después de un paseo lento, un poco torpe y sin el chute de alegría que los adoptantes suelen esperar de un paseo con un perro. Luego se suceden las frases que tantas veces han oído: “estoy buscando un perro más joven”, “quiero que me dure muchos años”, “necesita cuidados y no tengo tiempo”, etc. Y aquí suele acabar todo. No les culpo, pero me gustaría estar en cada uno de esos momentos para poder contarles nuestra experiencia.

Arca, como la mayoría de perros adultos de refugio, es una perra muy centrada. Ha estado con tantos compañeros de jaula distintos a lo largo de los años que ha aprendido a llevarse bien con todo el mundo. Además, al ser tan mayor, no tiene ganas de muchas complicaciones. Como suele ocurrir también en estos casos, es una perra extremadamente fiel y cariñosa, seguramente el agradecimiento y el miedo a perdernos hacen que jamás se separe de nosotros. Es muy obediente. En ocasiones nos rompe el corazón ver como al final de una excursión se sienta al lado del coche con antelación para asegurarse de que no nos olvidamos de ella. Sin embargo se puede quedar sola en casa tranquilamente, creo que sabe que es nuestro sitio, que siempre volvemos y que está en su casa en el sentido más profundo de la palabra.

Durante estos años hemos disfrutado con su alegría cuando veía cosas nuevas: el mar, la nieve, la montaña o simplemente un cojín blando. Es una alegría contagiosa, infinita, aun más conmovedora por el venerable ritmo de abuela con el que la muestra. Le hemos dado algún cuidado especial pero nada que no requieran todos los perros en algún momento de su vida y lo hemos hecho con mucha facilidad; de algún modo sabe que la estamos ayudando, aunque le duela.

Sabemos que no estará muchos años con nosotros pero nos compensa saber que cuando se vaya lo hará rodeada de personas que la quieren muchísimo y que le darán en ese momento la atención que no hubiera encontrado en una jaula. Y cuando ocurra no nos quedaremos sólo con la tristeza inmensa de perderla sino con la sensación de haber hecho justicia dándole a una perra maravillosa una oportunidad en sus últimos años. Esa es exactamente la sensación que tengo cada noche sentado a su lado y me gustaría poder decirles a todos esos adoptantes que no se la pierdan.

Xavi Guzmán

Menos plazas y más abandono: el reto de la protectora de Mataró

Silvia Serra arrancó contundente y positiva la primera Jornada de Concienciación Animal a favor de la Fundación Daina. Desde primera hora de la mañana, entre los asistentes (mayoritariamente mujeres) se hizo evidente el interés por los ponentes muy arraigados a la realidad de la que hablarían. La propia Serra reconoce que el cierre de una de las sedes de la Sociedad Protectora de Animales de Mataró (Spam) no implica un descuido de los gatos pues ha sido posible construir una gatera. «Es una pena que se pierdan plazas para animales abandonados cuando las cifras demuestran que su número crece«.

La protectora de Mataró en sus más de cuatro décadas de vida ha superado muchos retos y todo apunta a que no solo se ha recuperado de los últimos sinsabores si no que con la lección aprendida se plantea más. Una profesional que trabaja como ATV en la protectora dio el pistoletazo de salida de las 12 horas con una ponencia brillante. En un dificilísimo equilibrio entre la cruda realidad, la dimensión de la tragedia y el respeto a los asistentes nos dimos de bruces con las consecuencias del abandono de gatos. Una imagen tras otra da fe de los milagros que proveen las buenas protectoras y la necesidad de exigir mayor contundencia con los delincuentes que dejan a su suerte a frágiles felinos. Sacar adelante un refugio, una protectora, es uno de los deportes de riesgo más peligrosos que uno pueda afrontar. Sin llegar jamás a cobrar lo suficiente para justificar la excentricidad los resultados positivos son siempre morales y los negativos pueden ser de cualquier tipo. Nos emplazamos más adelante para extendernos en la comunicación de Clara Busquets que sin duda debe difundir su trabajo a lo largo y ancho del territorio.

La presidenta de la Plataforma Gatera, Agnés Dufau, también participó en las Jornadas de Mataró, ahondando un poco más en la gestión municipal de las colonias felinas donde queda no sólo mucho por hacer. Y hay mucho que preservar por que ciertas decisiones mercantilistas están dando al traste con trabajos impecables que se habían conseguido realizar. Desde Animalados os invitamos a seguir los proyectos felinos, perrunos y de otras especies con los que la SPAM de Mataró se siente comprometida.

«Abandono 0» el verdadero camino hacia el «Sacrificio 0»

 

El ya muy manido “Sacrificio 0” dio un importante paso adelante en el Pleno de la Junta General del Principado de Asturias del pasado 5 de mayo. La diputada Carmen Fernández, realizó una gran exposición de una batería de medidas encaminadas al “Abandono 0”, un objetivo mucho más realista de protección animal. La iniciativa salió adelante por unanimidad en la mayoría de sus puntos.

Si bien, el Sacrificio 0 como concepto fácil de vender y entender por la ciudadanía, es el “eslogan” perfecto, no entraña en sí mismo todo el bienestar animal por el que debemos luchar desde una entidad protectora. Estar vivo no es sinónimo de estar bien. Reducido al absurdo, en una población donde se abandonan 100.000 animales al año y se adoptan 100, el Sacrificio 0, a secas, solo conseguiría condenar a cadena perpetua a 99.900 reos cada año, con mayor o menos grado de hacinamiento (con todas las penurias que ello conlleva) según la inversión que se realizara en la construcción de centros infinitos. Por contra, en esa misma población, si se abandonan 100 animales y se adoptan 100 animales, ¿habría realmente necesidad de luchar por el Sacrificio 0?

Otra de las medidas perniciosas que acompañan a una obligatoriedad del Sacrificio 0, donde la realidad numérica no permite su aplicación, pasa por la suspensión por parte de los ayuntamientos de la recogida de animales entregados por su propietario (como ya está pasando en el Ayuntamiento de Madrid). Así, al animal cuyo propietario, sean cuales fueren sus motivos más o menos justificados, decide dejar de tenerlo, le cerramos la puerta de entrada al centro mediante la entrega de una manera civilizada y protocolarizada, que además nos permite recabar información que será útil para su puesta en adopción, y le abrimos el tortuoso camino del abandonado en la vía pública, los atropellos, el hambre, la sed, que lo entreguen a un síndrome de Noé, etc. O, en el mejor de los casos, si nadie se lo puede quedar, que lo sacrifique un veterinario como resultado de nuestra “lucha por el Sacrificio 0”.

Por otro lado, el Sacrificio 0, así, tal cual, no lucha porque el menor número de animales pase por la desagradable experiencia de verse abandonado, por el contrario, el Abandono 0 si busca que a ésta traumática situación se vean expuestos los menos animales posibles.

Las medidas recogidas por la diputada de Foro Asturias van desde la reforma de la ley autonómica, hasta las campañas de adopción, esterilización e identificación, pasando por recabar información detallada de la situación en los 78 ayuntamientos asturianos (conocer la dimensión exacta de un problema es el primer paso para resolverlo), subvencionar la construcción de centros de depósito o incluir formación sobre tenencia responsable en la educación obligatoria.

Alejandra Mier
Fundación Protectora de Asturias

Acción y reacción en la lucha por el lobo

 

Vivimos un tiempo lleno de acontecimientos en la defensa del lobo y de la naturaleza, pero para bien o para mal no existe acción sin reacción. Recientemente se aprobó una Proposición no de Ley (PNL) para la protección integral del lobo ibérico, impulsada por Lobo Marley, Ecologistas en Acción y WWF, y la sola existencia de una mayoría parlamentaria favorable a esa PNL ya es una señal de la maduración de nuestra sociedad. Ese cambio hacia una mayor sensibilidad ambiental lleva décadas gestándose, pero cada vez que se manifiesta se escuchan de inmediato voces retrógradas, en este caso las de aquellos que quieren seguir matando lobos. Ellos pronostican un panorama apocalíptico en caso de que se consolide dicha protección, una “profecía” que podemos resumir en 3 puntos:

1.- Se va a arruinar al sector primario

2.- Se va a desencadenar el caos

3.- Se va a acabar con actividades tradicionales que siempre han existido

¿Hemos escuchado antes estos argumentos? Muchas veces, y no sólo aplicados al lobo. Son, por ejemplo, los mismos que se esgrimían a mediados del siglo XIX en Norteamérica para defender la esclavitud. Incluso decían que los esclavos estarían peor si se les liberaba, igual que algunos dicen hoy que el lobo estaría peor si se le dejase de cazar… Lo cierto es que determinados intereses nos están sometiendo a una campaña de manipulación continua, presentando a un sector de negocio privado, la ganadería, como víctima del lobo, y afirmando que para defenderla debemos plegar la normativa de protección de la fauna al dictado de los sindicatos agroganaderos (algo así como encargar a las industrias más contaminantes la redacción de las leyes sobre polución atmosférica).

Foto del web Lobo Marley. Autor: Ángel M. Sánchez

En su afán de seguir con las matanzas, utilizan el odio tradicional y supersticioso contra el lobo, y de paso fomentan un odio igual de irracional contra las personas que lo defienden. Buscan dividir a la sociedad en dos mitades enfrentadas, la “rural” y la “urbanita”, pero lo cierto es que en una democracia todos somos ciudadanos, un continuo de personas que ocupamos una proporción variable de nuestro tiempo en el medio rural o en el urbano, y que dependemos unos de otros.

La protección del lobo es simplemente una demanda social, como demuestran las manifestaciones de los últimos dos años, donde decenas de miles de personas han salido a la calle para hacer suya esa reclamación. Sin embargo, los manipuladores la presentan como ejemplo del afán de los “urbanitas” por aplastar a la población rural, un argumento que daría risa si no fuese un intento, tan ridículo como malintencionado, de balcanizar el campo español. “Os quieren echar de vuestra casa”, se dice para caldear el ambiente, recurriendo a la misma retórica que usaban los defensores del “Toro de la Vega” cada vez que alguien protestaba contra su barbarie.

Los sindicatos ganaderos no son los únicos que se envuelven en la bandera de un pretendido “mundo rural” para que se sigan matando lobos: se les unen los políticos oportunistas y el lobby de la caza de trofeos. Pero la primera víctima de esta conjura está en el campo mismo, y son todas esas personas sensatas y sensibles que intentan vivir y trabajar de una manera más armoniosa con la naturaleza y que se encuentran arrinconadas por el miedo y abandonadas por una administración cómplice de los que destruyen el patrimonio natural.

Imagen del web Lobo Marley

Irónicamente, matar lobos no soluciona el problema de los ataques al ganado, y de hecho está demostrado que lo agrava. A pesar de ello, el lobby de la caza sigue presentándose como defensor de los ganaderos cuando éstos denuncian ataques de lobos, aunque al mismo tiempo no tiene pudor en afirmar ante los conservacionistas que “gracias a la caza hay más lobos que nunca”. ¿Qué hay detrás de esta sonrojante contradicción? Simplemente el afán de perpetuar un pasatiempo sangriento, minoritario y para unos pocos lucrativo, que perjudica al resto de la sociedad y que además despierta un rechazo cada vez más unánime.

Algo tan simple como dar al lobo ibérico el nivel de protección que tienen otros grandes depredadores como el oso, el lince o las aves rapaces, se encuentra hoy frenado por un cóctel de intereses que generan un ruido mediático en el cual detectamos más sofismas que argumentos reales. Pero en Lobo Marley tenemos las ideas claras: siempre consideraremos más importante a un ser vivo, complejo y sintiente como el lobo ibérico que a un montón de palés de madera convertidos en macabras casetas para acribillarlos a traición, una actividad que va incluso contra la ley de caza vigente.

Luchamos por el fin de la matanza de lobos, y ese objetivo no sólo responde a la demanda de la sociedad sino que además contribuirá a crear las condiciones para una modernización mayor, urgente e imprescindible. Y es que no podemos enfrentar los retos del siglo XXI con actitudes del XIX.

Mauricio Antón, Vicepresidente de Lobo Marley

Imagen de portada: Ilustración de Mauricio Antón

La sociedad (y la ley) contra los collares dañinos

Abril ha sido muy provechoso en lo relativo al bienestar canino. Castellón y Málaga han desarrollado actuaciones contra los collares dañinos. La población andaluza ha visto publicado en el boletín oficial provincial parte del texto que ha ido elaborándose y debatiéndose en los últimos meses. Además, se ha anunciado que la sanción a los usuarios de collares de pinchos, ahogo y eléctricos se hará extensible a toda la Comunidad valenciana después del paso adelante que ha dado Castellón.

Primero fue Barcelona en octubre de 2014 y dos años más tarde, en julio 2016, se unió Madrid. Estamos a la expectativa de otros municipios y Comunidades Autónomas en periodos diferentes de la redacción de su ordenamiento. A finales de marzo en la capital española hubo un encuentro de adiestradores para compartir soluciones que sustituyan los collares empleados contra conductas indeseables. Los collares de pinchos se han empleado sin mucho éxito como método disuasivo de los tirones en el paseo. El collar de ahogo ha sido muy popular por su comodidad al ponerlo y por su adaptación casi universal a distintos tamaños de perro. Su accesibilidad y precio también han jugado a favor de estos instrumentos que hoy sabemos que afecta negativamente a la socialización, al vínculo y a la autoconfianza por no hablar de los daños físicos.

Son los avances de la ciencia veterinaria y de la etología los que están motivando esta modificación. Ya hace años Lluis Ferrer, prestigioso veterinario y exrector de la Universidad Autónoma de Barcelona, manifestó: «No se me ocurre ninguna indicación para el uso de este tipo de collares». Lo que era una certeza para un observador avezado o con sentido común se ha visto confirmado por diversos estudios que analiza el cortisol en saliva o el cambio de comportamiento después de un ajuste quiropráctico que soluciona dolores secundarios a los collares.

Así pues la ley en esta ocasión refleja tanto el progreso en el ámbito del bienestar animal como la implicación de profesionales y activistas en pro de una conducción responsable. En una estadística nacional reciente, el 31% de los encuestados manifestaba preferir a su perro por encima de sus amigos. En EEUU ya hace tiempo que las familias con perro y gato en un 70 % no dudan en considerarlos miembros de la familia. Así que conforme vamos «sacando del armario» nuestro afecto por compañeros de otras especies, la ciencia, la justicia y por ende, la Sociedad en general va comprendiendo que la capacidad de sentir es suficiente para que procuremos generar felicidad y eliminando sufrimiento.

Emma Infante, presidenta de FuturAnimal