«Uno no se acostumbra a la muerte»

Cómo afrontar esta parte de mi profesión es realmente complicado.

En general, cuando surge este tema, las personas te suelen decir que bueno, tu ya estás acostumbrada, que forma parte de tu cotidianidad como veterinaria, que no te afecta como la primera vez que lo hiciste… Pero una no se acostumbra a la muerte.

Yo como persona no me «acostumbro» a lo que representa y como profesional supone en muchos casos frustración por no poder hacer nada más por mi paciente.

Es por ello que, para eutanasiar, he aprendido a gestionar (no anular) mis emociones lo que me permite poder llevar a cabo una tarea tan difícil emocionalmente para la que nadie me ha preparado.

Cada vez que me enfrento a esta situación tengo en cuenta diferentes factores. En primer lugar el paciente, cuál es el motivo de eutanasia y sobre todo si existen otras opciones antes de llegar a ella. No hay que olvidar que mi labor como veterinaria es en primer lugar con el paciente, intentar curar y si no es posible aliviar su dolor o sufrimiento.

En segundo lugar con la familia, siendo el soporte psicológico en una decisión tan angustiosa y difícil. Hay tantas situaciones familiares diferentes como pacientes. Tener empatía con ellos y comprender su situación es fundamental para que este proceso sea lo menos doloroso posible.

En muchas ocasiones no se tiene en cuenta que también somos personas, tenemos sentimientos y que no por llevar a cabo la eutanasia dejamos de tenerlos. No puedo recordar en cuantas ocasiones he salido de la consulta con un nudo en la garganta o cuantas veces me he derrumbado aún sabiendo que es la decisión correcta.

No hay que olvidar que en muchos casos son pacientes a los que hemos visto crecer en nuestra consulta, que vienen felices a verte, a buscar su chuche cuando pasan por delante de la consulta, que te comen a besos si te descuidas…

Por todo ello creo necesario escribir estas líneas. La veterinaria es una profesión que puede llegar a ser muy dura, física y psicológicamente, y aunque muchas veces se reconoce nuestra labor, hay otras tantas en las que no se ve más allá de nuestra bata de veterinario. Bajo el uniforme de la profesión están todos nuestros sentimientos, los que nos hacen luchar cada día por nuestros pacientes y los que nos hacen sufrir cada día por ellos.

Esterilizar a tu animal salva vidas

En España se abandonan cada año 140.000 gatos y perros. Todos ellos terminan sacrificados o encerrados en jaulas esperando que alguien los adopte y les dé un hogar. Esperan, en definitiva, una segunda oportunidad. Los afortunados serán el 30% de ellos. Pero si estos perros y gatos no son esterilizados, sus crías volverán a sufrir la tristeza del abandono. Todos los expertos coinciden en que el mejor camino para romper este dramático círculo es esterilizar.

A veces podemos estar convencidos de que encontraremos familias adoptivas para las crías de nuestros perros. Pero, ¿realmente podemos asegurar que a lo largo de los cerca de 18 años que vivirán, no van a ser abandonados? Y que, a su vez, ¿no tendrán descendencia que también será abandonada? No le des más vueltas, esterilizar salva vidas.    

Mejor tarde que nunca

Recientemente todos los grupos parlamentarios se comprometieron a instar al Gobierno a reformar aquel fragmento del Código civil español en el que, inexplicablemente, aún considera a los animales bienes muebles o res nulius y a los animales compañeros bienes embargables. Lo que es una puesta al día de un concepto básico de que los animales no son objetos no está exento de polémica. En Cataluña el código civil propio ya hace años incluyó una breve aclaración sobre los animales afirmando que no son cosas. Al futuro Código Civil español habrá que insertarle una nueva consideración sobre los animales que fije que son «seres vivos dotados de sensibilidad».

Esta definición no satisface ni de lejos ni a exquisitos pero constituye un hito del lobby animalista. Para los impulsores que han hecho equilibrios entre las limitaciones de la lengua y la «proverbial ceguera que España tiene hacia los animales» ha significado un esfuerzo hercúleo.
Como sólo hay un ramillete de políticos interesados en el tema, agrupado en Asociación Parlamentari en Defensa de los Animales (APDDA), alcanzar la unanimidad en la votación y que las fuerzas conservadoras se hayan subido al carro tiene un gran mérito que debe ser reconocido.

Por otro lado, en Lisboa, donde se firmó el  último Tratado Fundacional de la Unión Europea, en el artículo 13, se habla de los animales como «sentient beings». El problema surge de la traducción al castellano que se ha realizado de modo incorrecto al emplear el término sensible. Los lectores de Animalados son sentientes y sensibles. Los objetos son sólo sensibles. Si apretamos con fuerza una lata de refresco se deforma, es sensible a nuestra fuerza como la arena de la playa es sensible frente a la exposición solar. Sentiente va más allá de ser vulnerable a agentes externos. Sentiente implica capacidad de convertir aquello a lo que se es sensible en una emoción. A pesar de que el filósofo Xavier Zubiri titulase uno de sus ensayos «inteligencia sentiente» esta segunda palabra no está reconocida por la RAE. Qué pena tan grande que el olvido de los académicos de la lengua complique la titánica tarea de los lobbies animalistas obligándolos a presionar por incluir el parche de «seres vivos dotados de sensibilidad».

Ningún país miembro puede seguir negando la dimensión emocional de los animales que a diferencia de los objetos, sienten, padecen y merecen una consideración moral que impulse normativas de respeto y protección de los animales. Cambiemos el chip desde la UE o desde nuestro corazón mientras un gato o perro inquietos nos recuerda que debemos darles de comer y caricias.

Animalados

¡Feliz día de los solteros!

Artículo de la redacción

¿Se puede vivir sin amor? Esa es la pregunta que se hacen todos aquellos que un día cómo hoy no tenemos pareja. Es la pregunta que se formulan y responden Valentín y Tro dos veteranos del desamor. Valentín hace justo un año fue rescatado después de un cruel abandono. A pesar de ser un gato precioso y dotado de la magia de la afectividad incondicional lleva un año esperando el amor verdadero.

Las casas de acogida tiene la función de satisfacer las necesidades biológicas y emocionales de todos aquellos que un día fueron precipitados al «sin amor». Las acogidas son como ese mejor amigo que te ampara bajo su ala, comparte su morada y su plato pero no activa el click del enamoramiento embriagador y total. Se convierten en un alto en el camino reparador e imprescindible pero no arranca ese suspiro que culmina con un «al fin en casa». Ayer Valentín celebró su santo pero no su éxito por que sigue acogido en Tarragona (Asociación Gaia) a la espera de formar una pareja ideal.

Más apurado está Tro, un perro grande en tamaño y edad que se convierte en cachorro a poco que le ofrecen mimos. Lleva ya demasiado tiempo en una jaula de la perrera de Barcelona (CAAC) sin más fallo que el de la ceguera de sus pocos visitantes. Tro es un histórico entrañable que será recordado por todos cuándo se marche. Con alegría si se adopta y con profunda tristeza si muere tras los barrotes.

Para los alérgicos consistentes o espúreos a la fiesta de los corazones rosas, las obligaciones de calendario y el agosto de las tiendas de cachivaches románticos ha nacido la fiesta del 15 de Febrero. Los solitarios, obligados o por elección, sobreviven la edulcorada víspera disfrutando de un día que les devuelve la dignidad y les impone autocelebrarse. Para los que no tienen amor queda decirles que muchas veces no es su culpa. Como ejemplo Tro y Valentín: dos solteros y huérfanos. Esperemos que el próximo año tanto uno como el otro puedan celebrar el día de los enamorados en una casa definitiva.

Empezábamos el artículo preguntando si se puede vivir sin amor, Valentín y Tro «nuestros entrevistados» nos dicen que sin amor se sobrevive pero es con Amor con lo que todo cobra sentido. ¿Cambiamos su próximo 14 de febrero?

Una petición excepcional para un perro excepcional

A veces la vida te da duro. A veces demasiado duro. En esos momentos es cuando conocer a ciertos perros con su falta de dramatismo y su vivir el momento te aleccionan y te fuerzan a salir de la autocompasión. Vosotros los fieles seguidores de Animalados queréis lo mejor para vuestros compañeros y seguro que tenéis una historia bonita que contarnos sobre cómo ese personaje de cuatro patas se incorporó a vuestra familia. Pero hoy hablaremos de Llamp.

Excepcionalmente, y porqué ningún perro es igual que otro, vamos a haceros partícipes de la historia de un perro especial que sabe de la vida, que se ha colado en la nuestra, y que podemos ayudar a dignificar entre todos.

Hace ya dos años una persona que tenía dos perros ciegos se enfrentó a un diagnóstico difícil de digerir. La familia tuvo que tomar la decisión de renunciar a los canes por que habían cambiado radicalmente las prioridades. No hay una red suficientemente extensa y madura de casas de acogida que cubran la necesidad de suplir un hogar por otro en este tipo de casos. Soñamos con que eso cambie.

Así pues, en medio de la urgencia y el dolor, los perros fueron confiados a una perrera local. Lo más complicado de todo es que ambos padecían de ceguera y eso para quien no sepa de perros ciegos representaba una limitación. De manera muy distinta a los humanos los perros y gatos ciegos son perfectamente autónomos y desarrollan naturalmente habilidades que les permiten evitar «mágicamente» los obstáculos. Sin bastón ni tecnología añadida deambulan prudentes y decididos guiados por el olfato, el tacto y las sensaciones. En muchos perros ancianos la vista está tan mermada como el oído pero su pericia los hace sorprendentemente hábiles.

Hay asociaciones como el Club de Kat o Bichos Raros que son expertas en acoger y promover adopciones de animales «presuntamente» discapacitados. En próximas ocasiones hablaremos con ellas y de ellas para que todos podáis admirar su sensibilidad y eficacia.

Los hermanos ciegos a los que la enfermedad de su ama les arrebató el techo y los afectos no cayeron en manos de ninguna de estas asociaciones. La hembra -según me cuentan- fue acogida por una conocida en un gesto de apoyo hacía la propietaria original. Sin embargo el macho, tranquilo, cada vez menos hermoso, se resignó a sobrevivir en un lugar donde haciendo todo lo posible no alcanzan a hacer lo suficiente.

Una casualidad hizo que a una animalista a la que admiro se le escapase la única combinación que me puede hacer tomar una decisión loca: perro ciego.

Aquel día hacía sol pero la ola siberiana o polar se cernía amenazante sobre aquel cielo al que le quedaban pocas horas de luz: “Tráemelo”, espeté mientras tomaba conciencia de la complicación que me caía encima y de la traición que hacía a mis animales compañeros, a quienes había prometido no más acogidas.

Confié en la ayuda de una compañera de fatigas que ya ha caído en el embrujo de tener un perro ciego. 48 horas más tarde de saber que existía, antes de que llegaran las lluvias, Llamp estaba en mis brazos aterrado y entregado. A partes iguales.

En Espai Animal lo bañaron y arreglaron el pelo. En la entrada había tres ciegos y sus golden lazarillo. Entré con paso firme sabiéndome el lazarillo de un perro invidente. Me hubiera gustado contarles que estábamos juntos. No a pesar de que era ciego si no porqué era ciego. No sé si lo hubieran comprendido, ni ellos ni nadie.

 Al día siguiente, después de dormir y suspirar aliviados, Llamp conoció a Núria, Marc, Numa y Atlas. Su generosa familia de acogida. Lo más cercano a un hogar en años. Para encajar y ofrecer lo mejor apareció la fisioterapeuta Rat Roca que observó muchas anomalías. Patricia Ventura educadora canina se acercó para promover buenas prácticas y evitar conflictos.

Las veterinarias de Bitxos en l’Hospitalet lo han visitado ya tres veces. Que si otitis, que si sequedad en los ojos, que si operar para esterilizar y llevarse un tumorcito. El palo gordo vino al hacer las radiografías. Hay que intervenir las dos cabezas de fémur para acabar con el dolor que le tiene descompensado y limitado. Las intervenciones de especialistas son harina de otro costal. Además está tardando la prometida rebaja del IVA veterinario. No puede ser que una asistencia sanitaria no cosmética cotice tanto como un artículo de lujo. He lanzado por primera vez una petición de dinero vía una app. Me genera hasta vergüenza. Pero veo a Llamp con tantas ganas de vivir, con tantas ganas de sumergirse en la vida plena que me da envidia.  Me desacomplejo frente a una petición (repito excepcional) de aportaciones para la operación de Llamp. Así entre todos podemos poner un punto y final feliz a la historia y hacer un corte de mangas a la vida cuando nos da duro.
Emma infante te ha invitado al bote: Intervención doble de cadera para perro ciego. Participa y compártelo con tus amigos!!!
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