Sólo protegemos lo que amamos y sólo amamos lo que conocemos

 

Necesito del mar porque me enseña:

no sé si aprendo música o conciencia:

no sé si es ola sola o ser profundo

o sólo ronca voz o deslumbrante

suposición de peces y navios.

El hecho es que hasta cuando estoy dormido

de algún modo magnético circulo

en la universidad del oleaje.

No son sólo las conchas trituradas

como si algún planeta tembloroso

participara paulatina muerte,

no, del fragmento reconstruyo el día,

de una racha de sal la estalactita

y de una cucharada el dios inmenso.

Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,

incesante viento, agua y arena.

Parece poco para el hombre joven

que aquí llegó a vivir con sus incendios,

y sin embargo el pulso que subía

y bajaba a su abismo,

el frío del azul que crepitaba,

el desmoronamiento de la estrella,

el tierno desplegarse de la ola

despilfarrando nieve con la espuma,

el poder quieto, allí, determinado

como un trono de piedra en lo profundo,

substituyó el recinto en que crecían

tristeza terca, amontonando olvido,

y cambió bruscamente mi existencia:

  di mi adhesión al puro movimiento.

                                                         Pablo Neruda, El mar

 

Si Thoreau nos pedía volver al bosque, la familia Cousteau y todo el equipo del documental Las maravillas del mar, nos piden retornar, no tanto física, sino más bien emocionalmente, a la que fue y es la cuna de la vida.

Ficma, el Festival Internacional de Cine de Medio Ambiente, ha abierto su edición número 24 con este emotivo y bellísimo film. Dirigida por Jean-Michel Cousteau y producida por Arnold Schwarzenneger y los hermanos Mantello, Las Maravillas del Mar, nos lleva de viaje por los océanos de la mano de la dinastía Cousteau.

Fiji, Nassau, el Mar de Cortés en la baja California… son algunos de los lugares maravillosos a los que esta tripulación nos llevarán, surcando los mares en busca de belleza. O de lo que queda de ella, dado que en el mar cada vez hay más plástico que peces.

Todavía recuerdo cuando de pequeña veía los documentales de Jean-Jacques Cousteau. Cómo me maravillaban, cómo lograban transmitir esa sensación de amor por el mar, por los oceános, por sus animales. Gracias a sus obras fuimos cómplices de la vida que alberga el gran azul. De sus vidas.

“Sólo protegemos lo que amamos” decía el capitán del Calypso. “Sólo protegemos lo que amamos” repite su descendencia.

Y a medida que van fluyendo los fotogramas, nosotros, los espectadores, volvemos a enamorarnos de ese mar y a recordar que es nuestro deber protegerlo. Mirando absortos las imágenes en 3D de los “gusanos árbol de navidad”, pienso, ¿podrán mis hijos seguir viviendo en un planeta con tal riqueza? No solo lo deseo y se lo dejo a la suerte, sino que me uno a la lucha por su derecho a existir.

Gusanos árbol de navidad

Mientras admiramos el movimiento de las anémonas, la danza de los tiburones, las batallas de los cangrejos pienso en la incongruencia de nuestra especie, capaces de imaginar dioses abstractos e incapaces de venerar a la naturaleza como a uno.

Una explosión de colores y formas nos inunda. Y las lágrimas, saladas como este mar que ahora me habla, no pueden sino caer. En un mismo momento somos conscientes de la existencia de la mayoría de estos seres y de su destrucción.

100 millones de tiburones son asesinados cada año. Miles de millones de residuos son vertidos en los oceános, flotas enteras persiguen a nuestros hermanos, clavando en su piel arpones de acero.

Hace ya mucho que declaramos la guerra a nuestro origen. A los bosques, al mar, hasta a los desiertos. Pero por suerte también declaramos la guerra a esta destrucción.

Una lucha construida desde la paz, desde el corazón. Una lucha cuyas armas son el conocimiento y el reconocimiento de lo que nos rodea. Donde lo más afilado son las palabras. Donde la puntería está en los buenos argumentos.

Pero a la sinrazón, a la intolerancia, a la rabia, a la destrucción no se las debe ganar, sino transformar. Sólo así seremos un único bando, el que lucha por la naturaleza, por todos sus seres.

Las imágenes de ese mundo que nos parece lejano y sumergido llegan hoy a nuestras pantallas, a nuestros hogares para decirnos que todavía están ahí, ¿pero hasta cuando? o como Jean-Michel Cousteau se pregunta en el documental al reencontrarse con los tiburones martillo “¿será esta la última vez?”  No, que sea la primera de muchas. Miremos al mar y como nos dice Neruda:

substituyamos el recinto en que crecían

tristeza terca, amontonando olvido,

y cambiemos bruscamente nuestra existencia:

demos nuestra adhesión al puro movimiento.

 

Sílvia Esteve

#EnSuPiel l’edició número 24 del FICMA arriba a les pantalles aquest 2 de novembre

 

Els amants de la natura tenen una cita ineludible aquesta primera setmana de novembre. FICMA, el festival de cinema de medi ambient més antic del món, obre les seves portes aquest dijous per tractar de seguir conscienciant sobre la necessitat imperant de protegir el nostre planeta. En paraules del seu director, Jaume Gil, el certamen “convida a la reflexió i la conscienciació ambiental, transformant durant una setmana a la ciutat comtal a la Capital Verda d’Europa”.

El lema que ha escollit el festival, #EnSuPiel, transmet la voluntat, ens explica Gil, de que “junts ens posem en les situacions que altres (persones i animals) viuen diàriament. El seu director ens destaca que “en aquesta edició es projectaran 140 films amb el més actual i rellevant del cinema mundial ambiental i ecològic en més de 8 sales de Barcelona.”

El dijous 2 de novembre inaugurarà el festival el documental Les Meravelles del Mar en 3D (Wonders of the Sea 3D), de Jean-Michel Cousteau i Jean Jacques Mantello, i produït per Arnold Schwarzenegger que es projectarà a l’Institut Francès de Barcelona.

Les 47 produccions que composen la secció oficial es podran veure als Cinemes Girona, Cinemes Zumzeig i a les universitats Pompeu Fabra i Blanquerna. Durant els dies 3, 10, 17 i 24 de novembre, el FICMA també realitzarà projeccions al Museu del Gas de Sabadell.

Per als més petits el festival torna també amb el seu Petit FICMA, dirigit per Tippi Degré, “la nena de la selva”. CosmoCaixa tornarà a ser la seu de la versió infantil del festival en què destaca la producció “El Viatge d’Unai” un nen de 10 anys que viatja amb la seva família al voltant del món i les experiències del qual transmeten un “amor incondicional per la natura”. Si no podeu anar al festival, FICMA segueix amb el seu projecte “CADA AULA UN CINEMA”, portant a les escoles aquestes produccions.

Les novetats d’enguany són FICMARKET, un pont entre creadors i productors i la nova Secció Oficial de documental en català.

Desencadenats (Unchained) d’Álex Rivera, serà la peça que tanqui el festival a CosmoCaixa. El film “segueix el treball de Carol Buckley i del seu equip per millorar el benestar dels elefants captius al Nepal, demostrant -amb la persuasió suau i amb l’exemple- que hi ha una” millor manera “de tractar els elefants”. Buckley rebrà el Sol d’Or Especial de FICMA.

 

Sílvia Esteve

Mor Jesús Mosterín, filòsof defensor dels animals

 

“Nuestra evolución se produjo allí, sobre la hierba y bajo los árboles, rodeados siempre de animales. Ese es el medio al que estamos especialmente bien adaptados y en el que mejor nos sentimos. A lo que todavía no nos hemos adaptado del todo es a vivir entre coches y máquinas y ruidos (…) El lugar ideal, el paraíso, siempre nos lo hemos imaginado bajo la forma de un parque o jardín con animales. En eso han coincidido también los mitos de las diversas religiones (…) la palabra paraíso proviene del latín paradeisos (…) pairi-daeza, que en el persa antiguo o avéstico significaba parque vallado con árboles y animales en libertad.”

 

Aquest 4 d’octubre, Dia Mundial dels Animals, ens ha deixat un dels seus grans defensors, el filòsof Jesús Mosterín. Tenen els filòsofs cel? Qui ho sap. El que si esperem és que aquest ciutadà de l’univers, que se sabia part d’aquest món i no el seu amo, hagi retornat a la natura.

President honorífic del Projecte Gran Simi, lluitador a ultrança per l’erradicació de la tauromàquia, Mosterín ens deixa, per als que seguim inadaptats a la vida de la ciutat, de soroll i asfalt, els seus llibres, les seves paraules.

El triomf de la compassió és una de les seves obres, però per aquells qui no conegueu l’autor i els qui vulgueu introduir-vos en la història del pensament animalista és una peça fantàstica. Mosterín recorre la història del pensament, de la filosofia, per buscar les arrels d’aquest pensament, indagar sobre la postura de les diferents religions i creences, i alhora, aclarir-nos certs termes com “el mal”, “el mal moral”, ” l’ètica “…

Entre les pàgines d’ El triomf de la compassió trobarem les pioneres idees de Bentham, els principis budistes, la posició de l’església cristiana, les teories de Darwin … Ciència, religió, filosofia … Mosterín busca entrar en tots aquests sabers i descobrir què els connecta.

Com també aprofundir en la nostra connexió (i desconnexió) amb el natural. Entendre la comunió que es produeix amb la natura i entendre i advocar per la compassió, i més enllà d’ella, l’admiració.

“Y no sólo valoramos lo que compadecemos, sino también lo que admiramos. De ahí que me parezca conveniente distinguir una perspectiva ecológica de la conciencia moral, que vaya más allá de la mera compasión, aunque desde luego, sin anularla ni disminuirla en modo alguno”.

No vaig arribar a conèixer a l’autor, aquest desig es va quedar en l’aire, amb el típic “ja hi haurà temps”. I no n’hi va haver. Per sort ens queden les seves paraules plasmades en les fulles, filles llunyanes del mateix bosc al qual Jesús admirava i defensava.

 

Sílvia Esteve

Cites d’ El triomf de la compassió, pàgines 15 a 17 i 88, edició d’ Alianza Editorial

Cuando la savia se transforma en tinta

La cárcel en la que han metido al bosque

tiene las paredes de desierto, los barrotes

de asfalto, el techo de humo. Y el carcelero

es la ignorancia.

 

 

Joaquín Araújo derrama en las hojas de papel todo su amor por los bosques. A modo de pequeño diario y con anotaciones a mano, este pequeño libro desborda poesía.

La necesaria y vital poesía, hija como todo lo demás, de los bosques. Araújo nos interpela entre versos y aforismos, y nos suplica en esta carta de amor que no matemos al bosque.

Como el viejo Thoreau, nuestro escritor es un caminante. Caminante de la naturaleza, no del sendero. Caminante de las vidas, que son “múltiples” y “diversas” nos explica.

“¡Qué tristeza el que la Historia haya

sido, demasiadas veces, hacha!”

Plantemos más árboles porque cada libro

es también una herida en la arboleda

Atrapan nuestras inmundas

contaminaciones y en lugar de

incesantes letrinas en el aire ellos,

los árboles, las convierten en

belleza.”

“Plantemo árboles” nos pide Joaquín, quien ya ha plantado más de 20.000. El autor nos pide este pequeño y humilde gesto de gratitud hacia aquellos que son a la vez ancestros y futuro, los bosques.

Observo el presente, y pienso: a menos bosques, más conflictos, a menos arboledas, más violencia. A menos paseos, menos pensadores. La muerte del caminante es la muerte del bosque y la muerte del bosque la del caminante.

“He auscultado atentamente por si los

árboles tienen algún idioma: el único

que me interesa aprender.”

Os debemos todo, bosques, hasta las palabras. Al final del libro Araújo nos dibuja los carácteres japoneses para árbol, arte, talento, persona… y todos ellos comparten trazo. Si el lenguaje se acuerda no es justo que los que lo usamos olvidemos.

Sin ellos no hay aire que respirar, no hay vida que vivir, no hay mañana. Pero ni para ti ni para nadie. Hijos de la belleza, como en una tragedia griega, matamos a los padres, nos recuerda Joaquín. Pero este asesinato del origen, es golpe de muerte al futuro.

Poco puedo añadir a las palabras de quien fue compañero del gran Félix Rodríguez de la Fuente. Sólo pediros que escuchéis su poesía y sus plegarias mientras camináis por los bosques, los pocos que aún nos quedan.

“Nos extinguiremos por no ser solidarios

con lo que extinguimos, los bosques.

Un día no volverán las golondrinas

y, acaso, lo soportaremos

Otro día no volverán las hojas y no

podremos soportarlo.”

 

Sílvia Esteve

Citas de la obra Árbol, Joaquín Araújo, Gadir Editorial

Dret a volar

 

L’ONG ADDA (Associació en Defensa dels Animals) ha organitzat una exposició a la Biblioteca Bon Pastor de Barcelona per visibilitzar el maltractament cap a les anomenades “aus cantaires”.

Segons informa ADDA, tot i estar prohibit a nivell europeu, a Espanya “el Govern ha decidit continuar autoritzant la captura de més de 1.300.000 ocells cantors de les espècies pinsà, passerell, cadernera i verderol entre els anys 2013 a 2018.”

“Dret a Volar” que es podrà visitar del 12 de setembre fins al 17 d’octubre ens explica aquesta trista realitat. Aquests ocells són caçats i tancats de per vida, encara que la majoria moren en el procés de captura i adaptació, un 85%. Aquest terrible procés té conseqüències gravíssimes tant per a les espècies afectades com pel seu entorn.

Com ens recorda ADDA “els fringíl·lids estan catalogats com a espècies molt beneficioses per a la natura i l’agricultura, però es troben en estat de recessió a causa de la pressió de la caça, la pèrdua d’hàbitats i la contaminació“.

Sílvia Esteve